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Erik Erikson (1903-1994) fue un psicoanalista alemán que propuso la teoría de desarrollo psicosocial. Tras estudiar con el famoso neurólogo Sigmund Freud, emigró a Estados Unidos, donde fue miembro de la Clínica de Psicologia de Harvard y de otros institutos.
Antecedentes de la teoría del desarrollo psicosocial
Antes de Erikson, Freud planteó la teoría del desarrollo psicosexual. De acuerdo con ésta, la sexualidad se despierta durante la infancia y se construye en etapas durante las cuales diferentes zonas corporales proporcionan gratificaciones al individuo al estar dotadas de una energía que busca placer; esta energía se conoce como libido. A su vez, Freud propuso tres “entidades” que explican la personalidad de los seres humanos: el ello, el yo y el super yo.
- El ello se mueve a partir del principio del placer inmediato. Se desarrolla en los primeros dos años de vida.
- El yo reflexiona sobre las consecuencias de los actos y conductas desinhibidas. Se desarrolla a partir de los dos años.
- El super yo es el resultado de la socialización, la interiorización de normas sociales y el cumplimiento de las reglas morales.
Tomando estos elementos, en su teoría del desarrollo psicosocial, Erikson enfatizó los aspectos sociales de cada una de las etapas planteadas por Freud. Con este fin, amplió el entendimiento del “yo” como una capacidad organizadora del individuo que lo faculta para solucionar crisis de su contexto. Además, integró la dimensión social con el desarrollo psicosocial, explicó la formación de la personalidad desde la infancia hasta la vejez y exploró el impacto de la cultura, la sociedad y la historia en su desarrollo.
Características de la teoría de desarrollo psicosocial
La teoría de Erikson organiza el desarrollo del ciclo completo de la vida en ocho estadios jerárquicos; cada estadio integra el nivel somático, psíquico y ético-social y el principio epigenético.
- El nivel somático se refiere al desarrollo de las funciones biológicas.
- El nivel psíquico se refiere a las experiencias personales en relación con el “yo”.
- El nivel ético-social comprende la cultura, ética y espiritualidad individual y grupal, expresadas en principios y valores sociales.
- El principio epigenético presupone que la persona se desarrolla conforme a sus disposiciones y capacidades internas y que la sociedad participa en este proceso a través de relaciones significativas, principios sociales y ritualizaciones que vinculan o desvinculan a los individuos.
Ahora bien, para cada estadio, Erikson atribuyó una crisis psicosocial que marca el paso de un estadio a otro e involucra la tensión entre las virtudes o potencialidades del individuo (llamadas fuerzas sintónicas) y sus defectos o vulnerabilidades (llamadas fuerzas distónicas). Tales fuerzas influyen en el desarrollo de principios sociales, ritos, procesos afectivos, cognitivos y comportamentales de las personas.
Teniendo en cuenta lo anterior, cuando un individuo encuentra la solución de la crisis surge en él una virtud específica para la etapa en cuestión; cuando no soluciona la crisis origina un defecto o una fragilidad específica para aquel estadio. La siguiente tabla resume las crisis por cada estadio y la fuerza psicosocial que se detona.
Estadios del desarrollo psicosocial
Confianza versus desconfianza
Este estadio se desarrolla entre los 0 a 12-18 meses. La fuerza sintónica es la confianza que proviene del bienestar físico y de la sensación de ser acogido y amado a través de los cuidados parentales. Por su parte, fuerza distónica es la desconfianza, la cual se desarrolla cuando no son atendidas estas necesidades, lo que produce una sensación de abandono.
Cuando el individuo logra la resolución de la crisis confianza vs. desconfianza, emerge en él la esperanza que dará sentido a su vida y la dotará de significado afectivo, social y espiritual.
Autonomía versus vergüenza
Este estadio se desarrolla entre los 2 a 3 años. La fuerza sintónica es la autonomía, la cual se fortalece gracias a procesos como la maduración muscular y la capacidad de expresión oral, lo que dota al sujeto de libertad física y verbal. Por su parte, la fuerza distónica es la vergüenza que proviene de un excesivo sentimiento de autoconfianza y falta de autocontrol, lo que genera inseguridad e invalidación.
El equilibrio entre la autoconfianza y la vergüenza es importante para el desarrollo de la consciencia moral, el sentido de la ley y del orden, la solidaridad, y los comportamientos altruistas. Sin embargo, durante la formación del sentido de la justica puede caerse en un ritualismo desvirtuado (es decir, permisivo o rígido), que conduce al legalismo.
Cuando el individuo logra la resolución de la crisis autonomía vs. vergüenza, crece en él la voluntad de discernir y decidir, de modo que entiende que es lo que pueda querer ser libremente.
Iniciativa versus culpa
Este estadio se desarrolla entre los 3 a 5 años. Durante este periodo, el individuo descubre la sexualidad y mejora su capacidad locomotora y oral. También, sienta las bases para su identidad de género y para expresar sus sentimientos. La fuerza sintónica es la iniciativa que nace al adquirir estos aprendizajes psicosexuales, cognitivos y comportamentales; la fuerza distónica es la culpa ante el fracaso en este proceso.
El equilibrio entre la iniciativa y la culpa es fundamental para el desarrollo de la consciencia moral y de las relaciones afectivas saludables. Cuando el individuo logra la resolución de la crisis iniciativa versus culpa, surge en él el deseo de actuar para ser lo que imagina que será. En este sentido, la ritualización proviene principalmente del juego, el cual simula roles y funciones sociales.
Laboriosidad versus inferioridad
Este estadio se desarrolla entre los 5-6 a 11-13 años. La fuerza sintónica en esta etapa es la laboriosidad – también conocida como “industria” – para la formación del futuro profesional, la productividad y la creatividad. Por otra parte, la fuerza distónica es el sentimiento de inferioridad que surge ante la incapacidad de ser productivo, creativo y competente.
De la resolución de la crisis laboriosidad versus inferioridad depende el sentimiento de competencia y participación en la productividad de la sociedad. Sin embargo, este desarrollo debe estar acompañado de creatividad, imaginación y gratificación, para que, en el futuro, no se acaben desempeñando labores desintegrantes y formalistas.
Identidad versus confusión de roles
Este estadio se desarrolla entre los 12 a 20 años. La fuerza sintónica es la identidad desde lo psicosexual (al forjar relaciones de confianza y lealtad), ideológico (al asumir valores de un grupo), psicosocial (al participar en movimientos o asociaciones), profesional (al inclinarse hacia una vocación) y cultural (al consolidar su experiencia cultural y fortalecer el sentido espiritual de la vida). Por otra parte, la fuerza distónica es la confusión de identidad.
Cuando el sujeto supera la crisis identidad versus confusión surge en él la fe, y entiende que es él quien puede creer fielmente. Esta resolución, además, proporciona visión de mundo como fundamento de la cosmovisión personal. Sin embargo, en el afán de superar su confusión, la persona puede unirse a formas ideológicas totalitarias.
Intimidad versus aislamiento
Este estadio se desarrolla entre los 20 a 30 años. La fuerza sintónica es la intimidad que lleva a elegir compañeros de amor y de trabajo, a sentirse afín con grupos sociales y a construir la fuerza ética para ser fiel a esos lazos. Por su parte, la fuerza distónica es el aislamiento afectivo, el cual deriva en individualismo y egocentrismo. El equilibrio entre estas dos fuerzas promueve la realización amorosa y profesional; también la capacidad de comprometerse con causas y personas.
Al superar la crisis intimidad versus aislamiento se desarrolla en el individuo el amor, la dedicación y la donación a los otros, de modo que entiende que “somos lo que amamos”. Sin embargo, puede darse lugar a ritualizaciones desintegrantes como el elitismo, narcisismo y esnobismo.
Generatividad versus estancamiento
Esta etapa se desarrolla entre los 30 a 50 años. En este estadio la generatividad como fuerza sintónica consiste en el cuidado y la inversión en la formación de las nuevas generaciones, que incluye el esfuerzo por mejorar la ciencia, tecnología y creatividad para el bienestar de los descendientes. Por su parte, la fuerza distónica es el estancamiento, es decir, de la sensación de infecundidad personal y social.
Cuando el individuo supera la crisis generatividad versus estancamiento, surgen en él virtudes como el cuidado, el amor y la caridad. Si la crisis prevalece, pueden emerger comportamientos narcisistas o autoritarios por el uso exagerado del poder generativo a través de la imposición en la vida familiar, profesional o ideológica de otros.
Integridad versus desespero
Este estadio ocurre después de los 50 años. La fuerza sintónica es la integridad, de modo que el adulto resignifica sus comportamientos y sentimientos a la luz de los valores y de las experiencias vividas. Por tanto, la persona se encuentra ante la aceptación de sí, la integración de todas las fuerzas sintónicas, la vivencia del amor, la convicción ante su estilo de vida y la confianza en los otros. Por su parte, la fuerza distónica es el desespero, producto de falta o pérdida de esa integración.
Cuando el adulto supera la crisis integridad versus desespero desarrolla como fuerza básica la sabiduría, teniendo en cuenta que aplica el saber acumulado durante la vida, hace juicios justos y es capar de dialogar de manera reflexiva. Si la crisis no se supera, esto deriva en temor a la muerte, desesperanza y desdén.
Consideraciones adicionales acerca de la teoría
Algunos autores como analizan, respecto a la teoría del desarrollo psicosocial que esta:
- Considera que hombres y mujeres presentan diferencias de la personalidad debidas a las diferencias biológicas.
- Implica un “yo” fuerte como clave de la salud mental, de modo que el individuo da una resolución positiva al darle prevalencia a las fuerzas sintónicas sobre las distónicas.
- Atribuye al inconsciente una fuerza fundamental en la formación de la personalidad.
- Plantea que la sociedad modela la forma con que las personas se desenvuelven.
Fuentes
Bordignon, N. El desarrollo psicosocial de Eric Erikson. El diagrama epigenético del adulto. Revista Lasallista de Investigación, 2(2): 50-63, 2005.
Dunkel, C. S., & Harbke, C. (2017). A review of measures of Erikson’s stages of psychosocial development: Evidence for a general factor. Journal of Adult Development, 24(1): 58-76, 2017.
Maree, J. G. The psychosocial development theory of Erik Erikson: critical overview. Early Child Development and Care, 191(7-8), 1107–1121, 2021. doi:10.1080/03004430.2020.1845163