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La difusión de la identidad es un concepto acuñado por el psicólogo alemán Erik Erikson y más tarde ampliado por el psicólogo estadounidense James Marcia. Se trata de una fase del desarrollo de la personalidad, que ocurre generalmente en la adolescencia, en la cual la persona no explora ni toma decisiones para encontrar su identidad.
Qué es la identidad
Desde el nacimiento y a lo largo de la vida, cada persona transcurre por un proceso de desarrollo de la identidad, una búsqueda de su verdadero yo, aquello que la hace única y la distingue de los demás. La identidad es, justamente, el conjunto de características y rasgos de una persona que la diferencian de otras.
La identidad, de alguna manera, es una construcción que lleva años, pero durante la adolescencia es cuando presenta un mayor desarrollo. El adolescente, en esta etapa de crecimiento, explora alternativas y se compromete con algunas de ellas. En la adolescencia es común que los jóvenes experimenten con las relaciones sociales y afectivas, las ideologías, la política, la religión, la orientación sexual, y otros aspectos de la vida.
La difusión de identidad: aportaciones de Erik Erikson y James Marcia
Si bien a lo largo de los años diferentes psicólogos y teóricos, como por ejemplo Sigmund Freud, estudiaron el proceso de formación de la identidad, fue el psicólogo Erik Erikson quien, a mediados del siglo XX, realizó aportaciones detalladas sobre las distintas fases que atraviesa una persona durante la formación de su identidad. No solo describió cada una de estas etapas, sino que también fue el creador de los conceptos actuales de crisis de identidad y difusión de identidad.
Erik Erikson y la teoría psicosocial
Erik Erikson (1902-1994) fue un psicoanalista y teórico alemán, radicado en Estados Unidos, que durante su carrera se interesó en el estudio del desarrollo del individuo, teniendo en cuenta la importancia del ambiente y las influencias culturales.
En su libro El niño y la sociedad, publicado en 1950, Erikson definió y detalló su teoría psicosocial, también conocida como teoría del desarrollo de la personalidad, que incluye ocho etapas que atraviesan las personas a lo largo de su vida, y cada una de ellas está asociada con un período en particular de la vida de la persona. Sin embargo, las fases pueden durar más o menos tiempo dependiendo de cada individuo, su entorno y sus experiencias personales.
Etapas del desarrollo de la personalidad
Erikson denominó a cada etapa con dos conceptos opuestos, uno positivo y uno negativo que marcan los extremos del desarrollo, según el progreso de la persona en la búsqueda de su identidad y el desarrollo de su personalidad. Dichas etapas son:
- Confianza – desconfianza: esta fase abarca, aproximadamente, el primer año y medio de vida de un niño. Depende del cuidado de los padres, especialmente, de la madre.
Autonomía – vergüenza y duda: esta etapa ocurre entre el año y medio y los tres años de vida, y es donde el niño comienza a ejercer su voluntad y a controlar mejor su cuerpo.
Iniciativa – culpa: es un período que va desde los tres a los cinco años. Aquí el niño adquiere un mayor control motor y empieza a desarrollar su imaginación y su iniciativa, entre otros aspectos.
Laboriosidad – inferioridad: esta fase se produce, aproximadamente, entre los cinco y los trece años aproximadamente. El niño comienza el proceso de socialización con sus iguales en el ámbito educativo.
Búsqueda de identidad – difusión de identidad: esta etapa, generalmente, se produce en la adolescencia, desde los trece años en adelante y puede llegar hasta la edad adulta. En ella la persona comienza a buscar su identidad mediante la exploración y la experimentación y se forjan los rasgos más importantes de la personalidad, como la autoestima y la seguridad en uno mismo. Se puede producir una crisis de identidad, que es un período de dudas sobre uno mismo, ansiedad, sentimiento de vacío o sensación de estar perdido o solo.
Intimidad – aislamiento: esta fase comienza alrededor de los veintiún años y puede llegar hasta los cuarenta años de vida. El individuo ya ha sentado las bases de su identidad, sabe quién es y posee una mayor seguridad.
Generatividad – estancamiento: incluye el período desde los cuarenta a los sesenta años. El individuo se enfoca en la crianza de los hijos y en la productividad. Aquí se puede producir la famosa «crisis de la mediana edad», cuando la persona siente que dejó atrás su juventud y reevalúa sus logros y sus metas.
Integridad – desesperación: esta etapa comienza a los sesenta años y dura hasta que la persona muere. Aquí surgen las dudas sobre la propia utilidad, se produce un distanciamiento social y aparece la preocupación sobre el final de la vida.
James Marcia y los Estados de la identidad
Las aportaciones de Erik Erikson sirvieron como punto de partida para otros estudios en el área. En la década de 1960, el psicólogo estadounidense James Marcia (1937-), especializado en psicología del desarrollo, amplió la investigación realizada por Erikson y se enfocó en el desarrollo psicosocial de los adolescentes.
A partir de numerosas entrevistas con adolescentes, elaboró su teoría de los Estados de la identidad. En ella, afirma que hay dos procesos principales que contribuyen al desarrollo de la identidad en la adolescencia: el período de elecciones o crisis y el compromiso. El primero es un proceso de exploración: el adolescente experimenta nuevas alternativas, creencias, ocupaciones o ideologías, y realiza su elección personal. También puede examinar sus antiguas elecciones y creencias y probar otras nuevas. El segundo proceso se trata del compromiso del adolescente con las opciones que ha elegido.
Los estados de la identidad se dividen en cuatro categorías:
- Logro de identidad (identity achievement): es el estado que el adolescente alcanza una vez que exploró diferentes alternativas y se comprometió con una identidad. Ahora ya tiene una idea clara de quién es, cómo quiere ser y qué quiere hacer en el futuro. Este es el estado ideal y más saludable a nivel psicológico.
- Exclusión de identidad (foreclosure): en este estado, el adolescente se comprometió con una identidad excluyendo el período de exploración y experimentación. Generalmente, debido a que aceptó las decisiones de otros. Más tarde, es posible que este adolescente sea una persona que busca constantemente la aprobación de los demás.
- Moratoria (moratorium): el adolescente de esta categoría pasó por el período de exploración pero no se comprometió con ninguna elección. Por eso, es propenso a sufrir de ansiedad y otros problemas psicológicos.
- Difusión de identidad (identity difussion): en este estado el adolescente no explora ni experimenta alternativas, ni se compromete. Es un período que se caracteriza por la indecisión y la superficialidad tanto en las relaciones como en la forma de encarar la vida.
Dinámica de los estados de la identidad
Los estados de la identidad no son fijos, sino dinámicos. A lo largo de la adolescencia, la persona puede pasar de un estado a otro y también puede regresar a otro estado anterior y alcanzar el estado del logro de identidad más tarde.
El estado de difusión de la identidad es normal en los adolescentes. Es un período que, generalmente, atraviesan de forma natural, cuando intentan descubrir quiénes son y qué quieren hacer. Una vez que lo superan, comienzan a explorar intereses, perspectivas y otras visiones del mundo, para posteriormente, formar una visión futura de sí mismos.
El estado de difusión de la identidad también puede ocurrir en adultos que ya habían alcanzado el estado de logro de la identidad. O bien el estado de difusión puede extenderse desde la adolescencia hasta la adultez. En adultos, esto puede suceder después de una crisis de identidad, ocasionada por algún cambio importante en la vida cotidiana, las relaciones o el trabajo. También, es posible que una persona se encuentre en el estado difusión de la identidad solo en algunos aspectos de la vida, como la religión, la orientación política o la sexual.
Las transiciones entre los diferentes estados ocurren cuando hay un desequilibrio en la identidad. De hecho, las crisis de identidad surgen cuando la persona tuvo que enfrentarse a experiencias significativas, como por ejemplo, la muerte de un ser querido o la pérdida del trabajo.
Esto puede originar una serie de transiciones, algo conocido como el ciclo «MAMA», en referencia a los nombres ingleses de los estados de la identidad y su repetición: moratorium, achievement, moratorium, achievement. Se ha descrito que en la vida de cada persona se producen al menos tres de estos ciclos.
Qué es la difusión de la identidad
Teniendo en cuenta los conocimientos anteriores, se puede definir la difusión de la identidad como la incapacidad de formar un concepto de uno mismo o autodefinirse. Es decir, la ausencia de una identidad propia. Es un estado en el cual la persona todavía no eligió ni se comprometió con una identidad. No explora sus intereres e ideales, no acumula experiencias ni elige un camino a seguir en el futuro. Es decir, no participa de manera activa en la formación de su identidad.
El estado de la difusión de la identidad se puede considerar también como un período de estancamiento, donde no se toman decisiones ni se hacen planes. La persona tampoco realiza un esfuerzo por encontrar su identidad, vive con miedo al futuro y eso la paraliza y evita que tome decisiones. Al no lograr formar un concepto claro y realista de sí misma, la persona no desarrolla sus intereses o habilidades y tiene inconvenientes para establecer relaciones duraderas y profundas con otras personas.
Afortunadamente, el estado de difusión de la identidad suele ser un período que las personas atraviesan y superan, pasando después al estado de logro de la identidad.
Diferencia entre crisis de identidad y difusión de identidad
Es importante destacar que los conceptos de crisis de identidad y difusión de identidad no son lo mismo. Aunque ambos suelen ser períodos temporales y forman parte del crecimiento y el desarrollo de una persona, presentan diferencias entre sí.
La crisis de identidad suele tener una duración menor y puede aparecer en cualquier momento de la vida. También se trata de un período de reflexión y reevaluacición que realiza la persona a fin de encontrar su identidad. En cambio, la difusión de la identidad suele estar asociada a la adolescencia o la juventud. En este estado, la persona no intenta buscar su identidad. Además, este período puede extenderse varios años.
Características de las personas en el estado de difusión de identidad
Las personas en el estado de difusión de la identidad, se distinguen por las siguientes características:
- No toman decisiones.
- No asumen compromisos.
- Son pasivas.
- No hacen planes a largo plazo.
- Poseen una baja autoestima.
- Tienen menor autonomía.
- Se sienten aislados y se retraen del mundo.
- Creen que los demás no las comprenden.
- Viven de ilusiones.
- No tienen un propósito en la vida.
- No demuestran interés en otras personas o actividades.
- Los demás las perciben como personas apáticas y perezosas.
- Parecen estar a la deriva, sin un rumbo fijo.
Consecuencias de la difusión de la identidad
Debido a las connotaciones negativas de varias de las características de las personas en el estado de difusión de identidad, estas pueden estar sujetas a una mayor presión de los amigos, de la familia y del ámbito laboral. También, pueden verse afectadas por una baja autoestima y distintos problemas psicológicos derivados de esa carencia y de la falta de una identidad propia. Al no tomar decisiones ni planificar el futuro, las personas en el estado de difusión de la identidad tienden a sufrir ansiedad, estrés, e incluso depresión. Además, al no sentirse comprendidas y retraerse, pueden tener problemas con su vida social y la forma de vincularse a otras personas.
Otra consecuencia de la difusión de la identidad puede ser la elección de una identidad negativa, como por ejemplo, el rechazo a los roles y normas sociales aceptados, ante la falta de una identidad positiva.
Ejemplos de difusión de identidad
Aunque cada adolescente puede transitar el estado de difusión de identidad de manera diferente, existen ejemplos que se suelen observar con frecuencia en familiares, amigos u otras personas cercanas. Un ejemplo común es el adolescente que en vez de salir con sus amigos, se queda en su casa, no participa en otras actividades ni establece relaciones profundas. No tiene interés en hacer nada y prefiere dormir todo el día. En el momento de elegir una carrera o buscar un trabajo, se muestra indeciso, o bien cambia varias veces de carrera o trabajo.
Otro ejemplo puede ser un adulto que no estudia ni trabaja y depende de su familia, o trabaja y gana el dinero suficiente para sobrevivir, pero durante años no progresa y sigue viviendo con sus padres.
Bibliografía
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