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Según la leyenda, Roma se fundó en el año 753 antes de Cristo. Muchos de los pueblos que habitaban previamente la península itálica llegaron a ella en las migraciones indoeuropeas que llegaron a la península alrededor del siglo XIII antes de Cristo; los etruscos fueron la primer gran civilización en la península, aunque la Italia prerromana también estuvo fuertemente influenciada por la vecina Grecia. En las siete colinas a orillas del río Tiber se desarrolló una ciudad-estado a partir de aldeas de tribus latinas que crecieron en sus laderas y que se unificaron entre el sigo IX y VIII antes de Cristo. Junto a esa colonia latina, proveniente de Alba Longa, se desplazaron grupos de sabinos desde las montañas, ya que era la confluencia de caminos e importante punto para el comercio de la época, fundamentalmente de sal. Eventualmente, estas aldeas se unificaron en una «liga de las siete colinas». El nacimiento de Roma se consolidó con el avance de los etruscos hacia el sur, hacia la Campania a través del Lacio, convirtiendo la aglomeración de aldeas en una ciudad que tomó un nombre etrusco, Roma. La «ciudad eterna» nació gracias a la fusión de latinos, sabinos y etruscos.
El período de los reyes, también conocido como la monarquía romana, comenzó según la leyenda con el fundador, Rómulo, y duró desde el año 753 al 509 antes de Cristo, año en el que según escritos de historiadores realizados a base de tradicion oral, fue derrocado Tarquino el Soberbio y abolida la monarquía. Los reyes romanos eran elegidos, no se trataba de un cargo hereditario, y había un senado que tenía un poder limitado. Fueron siete los reyes que gobernaron Roma en éste período, y Tulio Hostilio, de origen latino, fue el tercero de ellos. Rómulo habría sido el primero, pero hay más datos que indican que fue el rey etrusco, al parecer coetáneo, el que desarrolló la estructura de la ciudad hacia el final del siglo VII antes de Cristo. Numa Pompilio fue el segundo, y según las crónicas vivió entre los años 753 y 673 antes de Cristo; fue un sabino al que se le atribuye haber pacificado Roma durante su reinado y haber introducido cambios en su estructura social, como la creación de las principales instituciones religiosas y la organización de los artesanos en ocho corporaciones. Veamos a continuación cuál fue el legado de Tulio Hostilio, el tercer rey de Roma según las crónicas.
Tulio Hostilio
Tulio Hostilio era un latino nieto de Hosto Hostilio, que luchó junto a Rómulo contra los sabinos. Era un guerrero y accedió al poder a una edad ya avanzada, a la muerte de Numa Pompilio; su reinado retomó las ansias bélicas de los tiempos de Rómulo.
Alba Longa era la cuna de los latinos, asentada en los montes Albanos. Según la leyenda, fue fundada por Ascanio, hijo de Eneas, tras la guerra de Troya y la huida de los troyanos supervivientes a la destrucción de la ciudad por parte de los griegos. La lucha por el poder en Alba Longa generó el mito fundacional de Roma, el de los hermanos Rómulo y Remo. El crecimiento de Roma y su expansión aumentó la rivalidad entre las dos ciudades-estado, Alba Longa y Roma, originando su enfrentamiento militar durante el reinado de Tulio Hostilio cuando Cayo Cluilio era el rey de Alba Longa. Saqueos por parte de campesinos de ambos reinos dieron el motivo para que Tulio Hostilio declarase la guerra a Alba Longa, pero la leyenda cuenta que el conflicto se dirimió en un combate singular entre tres hermanos romanos, los Horacios, y tres hermanos albanos, los Curiacios, que se saldó con la victoria de los romanos.
La supremacía de Roma sobre Alba Longa implicaba el apoyo de los albanos a los romanos en el conflicto con los etruscos de la ciudad de Veyes. Pero Metio Fufetio, que había asumido el poder en Alba Longa tras la muerte de Cayo Cluilio, apoyó el levantamiento de la ciudad etrusca de Fidenas, sometida por Roma, levantamiento también apoyado por los etruscos de Veyes. Tulio Hostilio derrotó el levantamiento de Fidenas y castigó la traición de Alba Longa ejecutando a Metio Fufetio y destruyendo la ciudad, asentando en Roma a los albanos supervivientes.
De esta forma, tras el período de pacificación del sabino Numa Pompilio, se consolida la expansión de Roma con el reinado del latino Tulio Hostilio.
La muerte de Tulio Hostilio
Tulio Hostilio, a diferencia de Numa Pompilio, dejó en un segundo plano los ritos religiosos, y los romanos se creyeron abandonados por los dioses cuando Roma se sumió en una epidemia. Tulio Hostilio enfermó y decidió retomar los ritos implantados por Numa Pompilio, pero al poco, según la leyenda, murió en un incendio provocado por un rayo enviado por Júpiter, enojado por el abandono del rey de Roma de la reverencia por los dioses. Pero según Dionisio de Halicarnaso habría sido Ancio Martio, nieto de Numa Pompilio y sucesor en el trono de Roma a la muerte de Tullo Hostilio, el que habría asesinado al rey vigente y después incendiara la casa para cubrir su crimen con la versión del rayo, aprovechando que en ese momento una fuerte tormenta descargaba sobre la ciudad. Anco Marcio fue el último rey romano de origen sabino, reconocido como uno de los grandes reyes de Roma. Combinó el expansionismo militar de los reyes latinos que lo precedieron con la consolidación de las instituciones religiosas y políticas impulsadas por su abuelo.
Fuentes
Carandini, Andrea. Rome: Day One. Nueva Jersey, Princeton University, 2007.
Grummond, Nancy T. History of ancient Italic people. Enciclopedia Británica, 2015.