Los principales acontecimientos de la guerra de Troya

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Los eventos que transcurrieron en el último año de la guerra de Troya se cuentan en La Ilíada, el poema épico escrito por Homero en el siglo VIII antes de Cristo; la otra es uno de los primeros registros escritos del idioma griego, correspondiente al período arcaico de la Grecia Antigua. El nombre griego de Troya es Ilión y de él deriva el nombre del poema homérico.

La antigua ciudad de Troya se ubicaba en Asia Menor, en lo que hoy en día es la colina de Hisarlik, en Turquía. En la colina de Hisarlik se encontraron los restos de nueve ciudades antiguas, construidas una encima de la anterior, con barrios edificados en una ciudadela interior protegida por una alta muralla. El descubrimiento vino de la mano de Heinrich Schliemann en 1870; él creyó que la segunda ciudad podría ser la Troya del poema homérico, pero las características de los elementos encontrados no coincidían con las descripciones de la época. La sexta Troya sí se adecúa a las descripciones, pero pareciera que su destrucción se debió a un terremoto y no a una guerra, por lo que pudiese ser que la sexta o la séptima Troya de la secuencia, cuyos vestigios muestran evidencias de combates, fuese la que vivió la mítica guerra hace más de 3000 años.

Por estar en las puertas del estrecho de los Dardanelos, que comunica el mar Egeo y todo el Mediterráneo con el mar de Mármara y luego con el mar Negro, Troya tenía una ubicación estratégica en las rutas comerciales de la Edad de Bronce tardía. Troya cobraba impuestos a los barcos que por allí circulaban y desarrollaba una industria de servicios al comercio. Por ello, más allá de los mitos que entrelazan dioses, reyes y hermosas doncellas, puede haber sucedido una guerra que culminase con la destrucción de Troya en el siglo XIII antes de Cristo.

En este artículo se narrará, más que la guerra histórica, la mitológica narrada por Homero. El mito de la guerra de Troya comienza antes del siglo XIII a.C., con un conflicto entre los dioses: el juicio de Paris.

Las murallas de Troya.
Las murallas de Troya.

El juicio de Paris

Eris, la diosa de la discordia, no había recibido invitación al casamiento de Peleo, rey de los mirmidones, con Tetis, una ninfa del mar. Igualmente concurre y deja allí una manzana dorada, la cual lleva una inscripción: para la más hermosa. Tres diosas olímpicas, Hera, Atenea y Afrodita, creen ser merecedoras de la manzana; para dirimir la situación, Zeus, el rey de los dioses, elige al príncipe troyano Paris a que elija cuál es la diosa más hermosa. Zeus lo elige por ser un pastor que vivía alejado de las pasiones mundanas, por lo que podría brindar un juicio justo sobre la belleza de las diosas.

Hera, esposa de Zeus, le ofreció a Paris poder para que la eligiera; Atenea le ofreció sabiduría. Paris elige a Afrodita, que le promete el amor la mujer más bella del mundo.

El juicio de Paris. Enrique Simonet, 1904.
El juicio de Paris. Enrique Simonet, 1904.

Helena, la mujer más hermosa del mundo

Helena, que significa antorcha en griego, era hija de Zeus, que transformado en cisne se acostó con Leda, la esposa de Tindáreo, el rey de Esparta. Teseo, fundador de Atenas, se juntó con su amigo Pirítoo para desposar a hijas de Zeus, por lo que raparon a Helena cuando era muy joven; pero mientras intentaban raptar también a Perséfone en el Hades, los hermanos de Helena la liberaron y también capturaron a la madre de Teseo y a la hermana de Pirítoo.

Helena tuvo muchos pretendientes provenientes de toda Grecia, tanto debido a su extraordinaria belleza como a que el favorecido sería rey de Esparta. El padre de Helena, Tindáreo, por consejo de Odiseo (Ulises para los romanos) puso como condición a los pretendientes que, independientemente de quién fuese el elegido, todos concurrirían en ayuda del esposo de Helena en caso de que la reina fuera seducida o raptada. El elegido fue Menelao, hermano de Agamenón, rey de Micenas y esposo de Clitemnestra, hermana de Helena.

La recompensa que Afrodita le ofreció a Paris por su juicio fue Helena, esposa del rey Menelao de Esparta. Paris viajó a Esparta, y aprovechando una ausencia de Menelao sedujo a Helena con la ayuda de Afrodita, y ambos escaparon a Troya. Otras versiones mencionan el rapto de Helena. Sea cual fuere la forma en que partieron de Esparta, éste fue el origen de la guerra de Troya.

Los aqueos y su ejército

Entre el siglo XVII y el XII antes de Cristo, en el final de la Edad de Bronce, se desarrolla en Grecia la civilización micénica. Esta fue la primera civilización griega, que se desplegó en ciudades como Pilos y Tirinto en el Peloponeso, Tebas y Atenas en Grecia central, y Troya en Anatolia; sin embargo, su centro principal fue Micenas.

Esta civilización extendió su influencia en Chipre, en Asia Menor, en el Medio Oriente del Mediterráneo y en la península itálica. Construyeron ciudades y palacios y tenían ejércitos poderosos al tiempo que comerciaban por el Mediterráneo. El origen de los pobladores de la Grecia de la civilización micénica fueron las tribus indoeuropeas que se desplazaron al sur de los Balcanes a partir del año 2000 antes de Cristo: los aqueos. Fue desde la Micenas gobernada por el rey Agamenón, el centro de la civilización micénica, desde donde se organizó y partió el ejército aqueo que tendría que recuperar a Helena.

La puerta de los leones, Micenas.
La puerta de los leones, Micenas.

Los guerreros aqueos

No fue sencillo para Agamenón lograr que los reyes y príncipes que habían sido pretendientes de Helena cumplieran su promesa e integraran al ejército con guerreros y naves. Odiseo simuló estar loco para eludir el compromiso; era rey de Ítaca, se había casado con Penélope y tenía un hijo, Telémaco, y no tenía motivo alguno para partir a la guerra. Odiseo araba usando una yunta de un caballo con un buey; Palamedes, para descubrir el engaño, puso a Telémaco frente al arado, ante lo cual Odiseo tuvo que desistir para no atropellar a su hijo.

Aquiles también debía ser parte del ejército, ya que el adivino Calcas había augurado que no sería posible conquistar Troya sin él. Aquiles era hijo de Peleo, rey de los mirmidones, y de la ninfa marina Tetis; el infame juicio de Paris había ocurrido durante el matrimonio de sus padres. Una profecía pronosticaba que el hijo de Tetis sería más importante que su padre, por lo que los dioses que se disputaban a la hermosa ninfa, Zeus y Poseidón, obligaron a Tetis a casarse con un mortal. Tetis sabía que si Aquiles acudía a combatir en Troya moriría, por lo que escondió a su hijo en la corte de Licomedes, rey de Esciro, disfrazado de doncella. Allí Aquiles tuvo su único hijo, Neoptólemo, con Deidamía, una de las hijas de Licomedes. Odiseo se propuso encontrar a Aquiles y viajó a Esciro con regalos para las doncellas; ropas y joyas entre los que mezcló un escudo y una lanza. Luego hizo sonar la alarma que alertaba de un ataque, a lo que Aquiles tomó las armas descubriéndose el engaño.

El rey Cíniras de Chipre también recibió una invitación para conformar el ejército. Cíniras prometió enviar cincuenta naves: solo una nave de ellas era real, ya que las otras eran modelos de arcilla.

A pesar de todas las dificultades, se conformó un ejercitó de más de mil naves que se concentró en el puerto de Áulide, en Beocia. Agamenón, el rey de Micenas, era el comandante del ejército aqueo.

El rey Agamenón y la casa de Atreo

El rey de Micenas venía de un largo y problemático linaje. Agamenón era hijo de Atreo, nieto de Pélope y bisnieto de Tántalo. Tántalo era hijo de Zeus y de la ninfa oceánica Pluto. Tántalo cometió varios crímenes que lo condenaron a vivir en el Tártaro, un lugar del inframundo reservado a los peores criminales, donde se les torturaba por toda la eternidad.

Tántalo era invitado a los banquetes de los dioses; luego hacía alarde entre los mortales de ese privilegio, comentando las historias que contaban los dioses. Robó néctar y ambrosía que llevó a los mortales. Invitó a los dioses a un banquete en su reino, en el monte Sípilo, en el que descuartizó y cocinó a su hijo Pélope, y lo sirvió a sus huéspedes. Los dioses se percataron de la atrocidad, con excepción de Deméter, que estaba preocupada por la desaparición de su hija Perséfone, y se comió el hombro izquierdo de Pélope. Zeus ordenó recuperar a Pélope del Hades y volverlo a la vida, sustituyendo el hombro que había comido Deméter con una pieza de marfil; esta pieza fue la marca de la posterior maldición de la familia.

Tántalo fue condenado al Tártaro cuando robó el mastín de oro, luego de que Zeus lo matara con un rayo. Su castigo es uno de los más famosos en la mitología griega: pasa la eternidad en un lago, con el agua a la altura de la barbilla, con hambre y sed; lo rodean frutas y agua, pero cada vez que está por alcanzarlos, se retiran de su alcance.

Máscara encontrada en Micenas, denominada máscara de Agamenón, aunque en realidad corresponde a un dignatario micénico anterior al reinado de Agamenón.
Máscara encontrada en Micenas, denominada máscara de Agamenón, aunque en realidad corresponde a un dignatario micénico anterior al reinado de Agamenón.

El legado de Tántalo se mantuvo hasta Agamenón. Estando en Áulide, Agamenón mató un ciervo consagrado a la diosa Artemisa e insultó a la diosa al afirmar que era mejor cazador que ella. El enojo de Artemis provocó una peste en el ejército griego, y cuando los barcos del ejército de Agamenón quisieron zarpar no hubo viento que los impulsara.

El adivino Calcas profetizó que sólo el sacrificio de Ifigenia, la más bella de las hijas de Agamenón, podría calmar a Artemisa. Diomedes y Odiseo buscaron a Ifigenia y la llevaron a Áulide bajo engaño, diciéndole que se casaría con Aquiles. Cuando Ifigenia iba a ser sacrificada intervino Artemisa; sustituyó a Ifigenia por un ciervo y la llevó a Táurica, adscribiéndola como sacerdotisa a su culto. Aunque en la versión de Hesíodo Ifigenia se transformó en la diosa Hécate. Sin embargo, Clitemnestra, madre de Ifigenia y esposa de Agamenón nunca perdonó al rey por sacrificar a su hija.

Tras el sacrificio finalmente soplaron los vientos y la flota partió hacia Troya.

Los eventos de La Ilíada

Como ya se dijo, La Ilíada comienza su relato en el último año del sitio de Troya. Durante los nueve años anteriores ambos ejércitos equilibraron sus fuerzas, y fue durante el último año que se definió la contienda.

Fue en este lapso que los griegos saquearon Crise, en Tróade, actualmente la ciudad de Gülpinar en la provincia turca de Çanakkale. En esa ciudad había un templo destinado al dios Apolo cuyo sacerdote era Crises. Los griegos raptaron a Criseida, la hija de Crises, y Agamenón la adoptó como concubina y botín de guerra.

Aunque Crises ofreció un rescate generoso por recuperar a su hija, Agamenón se negó a permitir el retorno de Criseida, por lo que el sacerdote pidió ayuda a Apolo. El dios envió una peste que asoló al ejército griego. Debido a la insistencia de Aquiles y otros guerreros griegos, Agamenón accedió a liberar a Criseida y ofreció el sacrificio de cien bueyes en honor a Apolo para que concluyera la peste. Pero se apoderó de Briseida, prima de Criseida, que era posesión de Aquiles luego del saqueo de Lirneso, también en Tróade.

Esto provocó la ira de Aquiles, que se retiró del combate junto a sus guerreros mirmidones. Además pidió a su madre, Tetis, que convenciera a Zeus de que favoreciera a los troyanos. Así, los griegos sufrieron derrotas en varios enfrentamientos contra el ejército troyano de Héctor, hijo del rey de Troya, Príamo, y hermano de Paris. Héctor, el domador de caballos, comandaba la defensa de Troya.

A la izquierda, el cuerpo de Héctor es arrastrado por Aquiles. A la derecha, Príamo ruega a Aquiles que devuelva el cuerpo de Héctor. Bajorrelieve de un sarcófago romano encontrado en la necrópolis de Tiro.
A la izquierda, el cuerpo de Héctor es arrastrado por Aquiles. A la derecha, Príamo ruega a Aquiles que devuelva el cuerpo de Héctor. Bajorrelieve de un sarcófago romano encontrado en la necrópolis de Tiro.

Aquiles, Patroclo y Héctor

El avance de los troyanos ya llegaba hasta los barcos aqueos que defendía el gran guerrero Áyax. Patroclo, amigo de Aquiles, le pidió que lo dejase comandar a los guerreros mirmidones usando su armadura. La ayuda de Patroclo permitió rechazar el ataque de los troyanos; sin embargo, Héctor mató a Patroclo en combate, pensando que se trataba del propio Aquiles.

La noticia de la muerte de Patroclo enfureció a Aquiles, que se reincorporó a los combates después de que Agamenón le devolviese a Briseida. Aquiles mató a Héctor en combate. Debido a su enojo, Aquiles arrastró el cuerpo de Héctor frente a las murallas de Troya durante días hasta que Príamo, acompañado por el dios Hermes, acudió al campamento de Aquiles a rogarle que devolviera el cuerpo de su hijo. Se estableció una tregua de doce días para celebrar los ritos funerarios de Héctor.

El cuerpo de Héctor es devuelto a Troya. Bajorrelieve de un sarcófago romano del año 180 – 200.
El cuerpo de Héctor es devuelto a Troya. Bajorrelieve de un sarcófago romano del año 180 – 200.

La muerte de Aquiles

Antes de morir, Héctor predijo que Paris mataría a Aquiles: fue con una flecha o apuñalándolo por la espalda, dependiendo de la versión. Se dice que Apolo guio la flecha de Paris, o incluso que fue el mismo Apolo disfrazado de Paris quien lo mató.

La referencia al talón de Aquiles, su único punto débil, aparece en un poema de Estacio escrito en el siglo I. Sin embargo, no hay ninguna referencia anterior al talón de Aquiles. En el libro XXI de La Ilíada Aquiles es herido en el hombro; en pinturas de vasijas que describen su muerte, se muestra a Aquiles herido en el cuerpo por una o por varias flechas. En el poema de Estacio se cuenta que Tetis intentó convertir a su hijo en inmortal al sumergirlo en el río Estigia cuando era niño, pero el talón desde dónde pendía no se mojó, por lo que era el único punto mortal de su cuerpo.

La armadura de los guerreros tenía un gran valor simbólico. En el libro XVIII de La Ilíada se cuenta que Tetis fue a consolar a Aquiles luego de que Héctor matase a Patroclo y, dado que tomó su armadura, le indicó al dios herrero Hefesto que le hiciese una nueva.

En La Metamorfosis Ovidio cuenta que tras la muerte de Aquiles surgió una disputa entre Áyax y Odiseo por el derecho de la armadura. Cada uno argumentó sobre sus méritos para poseerla, y fue Odiseo quien se la adjudicó. Áyax enloqueció y terminó suicidándose.

El destino de Paris

El príncipe pastor Paros participó de la defensa de Troya demostrando ser un buen arquero, recibiendo la ayuda de la diosa Afrodita. Paris retó a Menelao y quien ganase se quedaría con Helena. En el duelo Paris quedó gravemente herido y Afrodita lo ayudó a retornar a las murallas.

Helena y Paris. Jacques-Louis David, 1788.
Helena y Paris. Jacques-Louis David, 1788.

Tras la muerte de Aquiles, el adivino Héleno profetizó que para terminar con el sitio de Troya los aqueos debían conseguir el arco y las flechas de Heracles (Hércules para los romanos), las cuales estaban en poder de Filoctetes. Filoctetes se había incorporado al ejército aqueo pero había quedado herido, por lo que los aqueos lo habían abandonado en la isla de Lemnos. Odiseo y Diomedes fueron a buscar a Filoctetes a Lemnos y Podalirio, el médico de los aqueos, lo curó de sus heridas. Usando el arco y las flechas envenenadas de Heracles, Filoctetes mató a Paris.

El fin del sitio de Troya

En todas las instancias determinantes del sitio de Troya, Odiseo desempeñó un papel relevante. Y es el ingenio de Odiseo el que logra quebrar la resistencia de los troyanos. Antes, fue Odiseo quien ovtuvo la profecía de Héleno que decía que solo usando el arco y las flechas de Heracles se podría conquistar Troya, y es él quien busca a Filoctetes, abandonado en la isla de Lemnos. También es Odiseo el que, disfrazado de mendigo y junto a Diomedes, consigue robar de Troya el Paladio, una estatua de madera arcaica con la figura de la diosa Atenea, que protegía a la ciudad desde su fundación.

Odiseo
Odiseo

El adivino Calcas tuvo una visión: una paloma que, perseguida por un halcón, se escondió en un orificio al cual el halcón no podía acceder. El halcón fingió retirarse y se escondió; la paloma salió de su escondrijo al no notar al halcón, y el cazador que la acechaba culminó su tarea. La visión de Calcas sugirió que después de nueve años de sitio debían dejar de intentar vulnerar las murallas y buscar otra estrategia. Fue entonces que Odiseo ideó la estratagema del caballo de madera. Otras tradiciones cuentan que la idea fue de la diosa Atenea o de Prillis, hijo del dios Hermes y adivino en la isla de Lesbos.

El caballo de Troya

Los griegos simularon retirarse del sitio y dejaron un enorme caballo de madera que había sido construido por Epeo. El caballo era hueco y se accedía a su interior por una compuerta; y tenía grabada una frase; con la agradecida esperanza de un retorno seguro a sus casas después de una ausencia de nueve años, los griegos dedican esta ofrenda a Atenea.

Dentro del caballo aguardaba Odiseo con un grupo de guerreros. Los troyanos creyeron que los griegos realmente habían abandonado el sitio y que habían dejado el caballo como una ofrenda de derrotados; los profetas Casandra y Laocoonte advirtieron que era una trampa y nadie les creyó.

Mientras los troyanos festejaban el fin de nueve años de sitio, Odiseo y los guerreros salieron del caballo y abrieron las puertas de la ciudad, permitiendo la entrada del ejército aqueo. La ciudad fue saqueada y destruida, sus hombres asesinados y las mujeres tomadas cautivas. Odiseo fue favorecido con Hécuba, la reina de Troya, la esposa de Príamo, en el reparto de lo saqueado. Agamenón se apropió de Casandra, la hija del rey Príamo y Hécuba, sacerdotisa de Apolo y adivina.

Detalle del Vaso de Mikonos, siglo VII antes de Cristo; una de las representaciones más antiguas del caballo de Troya.
Detalle del Vaso de Mikonos, siglo VII antes de Cristo; una de las representaciones más antiguas del caballo de Troya.

El regreso

Pasaron diez años más para que Odiseo pudiera regresar a Ítaca y reencontrarse con su esposa Penélope y con su hijo Telémaco, periplo en el que enfrentó los fantásticos desafíos narrados en La Odisea, el segundo poema narrativo de Homero y que también cuenta diversos sucesos del sitio de Troya.

Durante la ausencia de Agamenón, su primo Egisto sedujo a Clitemnestra, su esposa, quien seguía dolida por el sacrificio de Ifigenia. Tras su regreso a Micenas, Agamenón fue a un banquete en el que Egisto lo traicionó y lo mató junto a sus acompañantes, al tiempo que Clitemnestra asesinaba a Casandra.  

Fuentes

Sergio Ribeiro Guevara (Ph.D.)
Sergio Ribeiro Guevara (Ph.D.)
(Doctor en Ingeniería) - COLABORADOR. Divulgador científico. Ingeniero físico nuclear.

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