El arte y la escultura olmeca: historia y detalles

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La civilización olmeca floreció en la costa del golfo de México entre los años 1200 y 400 antes de Cristo, aunque los primeros vestigios de su cultura corresponden al año 3000 antes de Cristo. Si bien el conocimiento que se tiene de la cultura olmeca es limitado, se conservan numerosas expresiones de su arte. La escultura colosal en grandes piezas talladas en piedra, así como pequeñas piezas en jade, piedra verde y obsidiana, y pinturas rupestres, son algunas de las obras de arte que se han recuperado. Las representaciones del arte olmeca tienen en su mayoría un significado religioso o político; las piezas muestran dioses o gobernantes.

La importancia de la cultura olmeca

La cultura olmeca fue la primera gran civilización mesoamericana, habiéndose desarrollado en lo que hoy son los estados mexicanos de Tabasco y Veracruz, sobre el golfo de México.

El primer gran asentamiento fue la ciudad de San Lorenzo; fundada hacia el año 1800 antes de Cristo, alcanzó su máximo desarrollo entre 1400 y 1000 a. C., con una población estable de unos 10000 habitantes y una extensión de 700 hectáreas. En su época fue la mayor ciudad mesoamericana. La importancia de San Lorenzo declinó rápidamente en beneficio de la ciudad de La Venta, el segundo gran asentamiento olmeca, que quedó abandonado hacia el año 400 antes de Cristo.

Los olmecas tuvieron una fuerte influencia sobre las culturas mesoamericanas posteriores, particularmente en su arte. Las pinturas murales encontradas en San Bartolo, Guatemala, que creadas hacia el año 100 antes de Cristo son hasta hoy las más antiguas de la cultura maya, muestran una continuidad estética entre la iconografía olmeca tardía y la maya. Los temas de estas pinturas son míticos y religiosos; en ellas aparecen el dios del maíz y los gemelos del Popol Vuh, con innumerables rasgos del mundo olmeca.

Si bien no son muchos los vestigios que se conservan de la cultura olmeca, se han recuperado numerosas expresiones de su cultura. Sus manifestaciones artísticas particularmente permiten reconstruir los aspectos fundamentales de la civilización que sentó los cimientos de Mesoamérica.

Arte rupestre

Las pinturas encontradas en las cuevas de Juxtlahuaca y de Oxtotitlán en los valles de la Sierra Madre del Sur del estado de Guerrero, en México, son las representaciones del arte rupestre olmeca más conocidas.

Los olmecas asociaban las cuevas con el dios dragón o Monstruo de la Tierra y es probable que las cuevas fueran lugares sagrados. El monstruo cósmico fue una figura mitológica fundamental para la cosmogonía olmeca. Era un ser ancestral que flotaba en las aguas primigenias y se lo consideró la fuente del universo. Sus fauces representaban la entrada al inframundo acuoso, por lo que a su vez se representaba como la entrada de una cueva.

La cueva de Juxtlahuaca

Las pinturas en la cueva de Juxtlahuaca se encontraron en 1966 en la profundidad de las montañas, a un kilómetro y medio de la entrada de la cueva, desplegadas en amplias cámaras conectadas por angostos corredores.

Se encontraron tres grandes murales en cámaras independientes y varias pinturas pequeñas muy deterioradas.

  • A la primera cámara se la llamó el Salón del Ritual, donde se pintó una escena compuesta por dos figuras; una de pie inclinada hacia otra, desproporcionadamente más pequeña, que está sentada y alza el rostro para mirar a la primera (ver figura siguiente).
  • La segunda cámara, el Salón de la Serpiente, se conecta con el Salón del Ritual a través de la Galería de los Dibujos, que contiene dibujos con diversos símbolos. En el Salón de la Serpiente se representó una gran serpiente de cuerpo rojo y cabeza negra.
  • En la tercera cámara se encuentra una representación pictórica de un animal que podría ser un jaguar, una figura muy presente en la mitología olmeca.
Pintura rupestre de la caverna de Juxtlahuaca.
Pintura rupestre de la caverna de Juxtlahuaca.

La caverna de Oxtotitlán

En 1968 se encontraron las pinturas rupestres en la caverna de Oxtotitlán, cercana al pueblo de Acatlán. El antropólogo David C. Grove las estudió y estableció que estas pinturas, al igual que las de la cueva de Juxtlahuaca, podrían fecharse entre los años 900 y 700 antes de Cristo.

Las pinturas de la caverna de Oxtotitlán se clasificaron en tres grupos, de acuerdo a su ubicación en las cuevas: Gruta Norte, Gruta Sur y Grupo Central. Una de las figuras del Grupo Central representa una figura humana superpuesta a una figura fantástica que Grove identificó como una imagen del Monstruo Jaguar olmeca.

Los altares

Dentro de las piezas de escultura olmeca destacan los altares, grandes bloques tallados en basalto con forma de paralelepípedo. Son varias las piezas que se conservan, tanto en San Lorenzo como en La Venta.

En sus costados se tallaron complejas escenas con imágenes religiosas y en la parte frontal aparecen diversas representaciones. Por ejemplo, la cavidad del altar 4 de La Venta (ver figura siguiente) simboliza una puerta al inframundo o la cueva de los orígenes junto a la imagen del ancestro de un gobernante; en la parte superior hay una imagen estilizada del Monstruo de la Tierra.

Se cree que estos altares eran tronos utilizado por los gobernantes o los sacerdotes. En una pintura rupestre se puede observar a un gobernante olmeca sentado en uno de estos altares.

Altar 4, sitio arqueológico de La Venta.
Altar 4, sitio arqueológico de La Venta.

Las cabezas colosales

Las piezas más destacadas de la escultura olmeca son las cabezas colosales. Estas figuras, que llegaban a medir 3 metros de alto y pesan cerca de 10 toneladas, se tallaban en bloques de basalto y se transportaban desde grandes distancias.

Se han encontrado 17 piezas de cabezas colosales, diez de las cuales están en San Lorenzo. Estas esculturas representan cabezas masculinas de ojos rasgados, labios gruesos y nariz chata, con un casco o tocado en la parte superior, que se cree correspondía a guerreros o gobernantes.

Cabeza colosal, Museo de Antropología de Xalapa.
Cabeza colosal, Museo de Antropología de Xalapa.

Estatuas, estatuillas y estelas

El arte escultórico olmeca que se conserva incluye numerosas piezas de estatuas, estatuillas, estelas, máscaras y gran diversidad de piezas pequeñas talladas en diversos materiales o moldeadas en terracota.

De las estatuas que se encontraron en los sitios arqueológicos destaca un conjunto de tres piezas descubierto en el sitio El Azuzul, cerca de San Lorenzo. Se la conoce como los gemelos de Azuzul, y son dos figuras humanas idénticas ubicadas frente a un jaguar. Se ha interpretado que representa un mito mesoamericano descrito en el Popol Vuh.

Otro ejemplo de escultura olmeca es la que se muestra en la imagen siguiente; el Señor de Las Limas. Tallada en serpentina, es una escultura de 55 centímetros de alto y 42 centímetros de ancho que representa un hombre joven que sostiene un niño jaguar. La estatua tiene grabadas figuras religiosas en el rostro, en los hombros y en las piernas.

escultura olmeca
El Señor de Las Limas, Museo de Antropología de Xalapa.

Las máscaras también fueron una forma de expresión del arte olmeca; esculpidas en jade, se encontraron máscaras del tamaño de una cara y otras más pequeñas usadas como adornos. Algunas máscaras representan rostros humanos mientras que otras combinan rasgos humanos con rasgos de animales, como el hombre jaguar.

Las estatuillas son otra manifestación artística de las que se han encontrado numerosas piezas. Las figuras de terracota son las que se han encontrado en mayor cantidad pero también se han encontrado estratuillas talladas en jade, serpentina, basalto y en otros materiales. Una de las formas de estatuilla más conocida son las figuras de terracota huecas que representan cuerpos gorditos con cara de bebé.

Las estelas

Las estelas olmecas son formas artísticas más recientes que la escultura colosal, representando gobernantes, deidades y eventos históricos.

Un ejemplo es la representación de la serpiente emplumada, una divinidad presente en varias culturas mesoamericanas pero cuyas representaciones más antiguas corresponden a la civilización olmeca. Su imagen en el monumento 19 del sitio arqueológico La Venta, que se muestra en la figura siguiente, representa a un personaje ataviado con vestuario correspondiente a la élite social; detrás aparece la serpiente emplumada.

En sus orígenes, la serpiente emplumada estaba relacionada con el agua, aspecto fundamental en la mitología olmeca, y con la fertilidad. Sería el Quetzalcóatl en la cultura de Teotihuacán y tendría muchas similitudes con Kukulcán, deidad maya.

Monumento 19 del sitio arqueológico de La Venta
Monumento 19 del sitio arqueológico de La Venta.

Fuentes

  • Coe, Michael D., Koontz, Rex. Mexico: From the Olmecs to the Aztecs. Sexta edición. Thames and Hudson, Nueva York, 2008.
  • Cyphers, Ann. Los olmecas de San Lorenzo: el inicio de la civilización en Mesoamérica | OC:TL (octl.mx), 2019.
  • Diehl, Richard A. The Olmecs: America’s First Civilization. Thames and Hudson, Londres, 2004.
  • Gonzalez Lauck, Rebecca B. El Complejo A, La Venta, Tabasco. Arqueología Mexicana Vol XV – Num. 87, 2007.
  • Grove, David C. Cerros sagradas Olmecas. Trand. Elisa Ramirez. Arqueología Mexicana Vol XV – Num. 87, 2007.
Sergio Ribeiro Guevara (Ph.D.)
Sergio Ribeiro Guevara (Ph.D.)
(Doctor en Ingeniería) - COLABORADOR. Divulgador científico. Ingeniero físico nuclear.

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