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Las falacias son argumentos que a primera vista parecen ser válidos pero que en realidad no lo son. En el caso de la falsa analogía, se trata de un argumento que está basado en comparaciones irrelevantes o engañosas. A este tipo de falacia también se le conoce como analogía defectuosa, analogía débil, comparación errónea, metáfora como argumento y falacia analógica. El término proviene de la palabra latina fallacia, que significa engaño, truco o artificio.
Madsen Pirie, autor de How to win every argument («Cómo ganar todas las discusiones»), señala que “La falacia analógica consiste en suponer que las cosas que son similares en un aspecto deben serlo en otros. Se hace una comparación sobre la base de lo que se conoce y se procede a suponer que las partes desconocidas también deben ser similares”.
Las analogías se usan comúnmente para explicar de manera sencilla alguna idea compleja. Utilizar las analogías en este sentido no representa problema alguno. Sin embargo, cuando los argumentos no tienen relación relevante y se empiezan a utilizar de manera extensa o concluyente, estamos ante una falacia.
La falacia de la mente como computadora
Desde un punto de vista descriptivo, comparar la mente humana con una computadora puede ser útil para explicar cómo realiza la mente ciertas tareas perceptivas y cognitivas. Sin embargo, esta comparación deja fuera todos los aspectos humanos que nos diferencian de las máquinas. La creatividad, la sexualidad, la vida familiar, la cultura, etc., son elementos que no deben dejarse de lado cuando buscamos respuestas al comportamiento humano.
Estudiar el comportamiento humano como una serie de respuestas a una programación interna similar a la de las computadoras nos conduciría inevitablemente por el camino de las falacias de falsa analogía.
Cómo evitar caer en la falsa analogía
Debido al extendido uso de las analogíasen la vida cotidiana es importante hacerse las siguientes dos preguntas para asegurarnos de que no estamos ante una falacia.
1.- ¿Son las similitudes básicas mayores y más significativas que las diferencias obvias?
2.- ¿Estoy ignorando diferencias importantes?
Las respuestas pueden detener por un momento el razonamiento equivocado y mostrar la debilidad del argumento, exponiéndolo de esta manera como una falacia.
Existen, además, ciertas reglas para una argumentación ideal que conviene seguir para alejarse de la utilización de falacias de cualquier tipo:
1.- La argumentación debe centrarse en la tesis, no debe desviarse.
2.- Las premisas implícitas deben hacerse explícitas al argumentar.
3.- La formulación de los argumentos debe ser lo más clara posible.
4.- La parte perdedora debe cambiar su posición inicial y no tener dudas sobre la tesis defendida.
La era de las falsas analogías
Muchos coinciden en que estamos viviendo una era en la que las falacias de falsa analogía son muy comunes. Las campañas publicitarias y los mensajes políticos, por ejemplo, utilizan la falsa analogía para lograr un efecto deseado en la audiencia. En este caso, se busca persuadir a las personas para que trasladen el sentimiento de certeza que tienen sobre un tema a otro tema desconocido o sobre el que todavía no tienen una opinión.
Un ejemplo de ellos sería comparar cualquier forma de ataque comercial, empresarial o personal con los ataques terroristas en los Estados Unidos. También puede considerarse errónea la comparación del trato a los animales con el trato a los judíos, homosexuales y otros grupos durante la era nazi. Esta comparación, además de falaz, se beneficia del sentimiento de culpa y de incluir una situación histórica controvertida y muy emocional. De esta manera, se busca trasladar el sentimiento de rechazo, miedo o indignación de un evento hacia otro sin tener en cuenta sus evidentes diferencias. El individuo puede verse forzado a aceptar la falacia para no ser etiquetado incorrectamente en relación con los acontecimientos usados en la comparación.
Referencias
Boden, M. (2000). La mente como máquina: una historia de la ciencia cognitiva. Universidad de Oxford
Hamblin, C. (2017). Falacias. Volumen 8 de Derecho y Argumentación. Palestra Editores.
Pirie. M. (2013). How to win every argument: the use and abuse of logic. Bloomsbury Publishing
Ramón, M. (2013). Las 10 reglas de la argumentación y 13 tipos de falacias argumentativas. Universidad Peruana del Centro. Disponible en: http://repositorio.upecen.edu.pe/bitstream/UPECEN/33/1/v1n2-2013%2828-30%29.pdf