A mediados del siglo XIX Irlanda formaba parte del Reino Unido. Su economía se basaba en la producción de patatas, que era el principal alimento de la gran mayoría de su población. Una epidemia destruyó los cultivos y sumió a Irlanda en una desesperante crisis económica y social que desembocó en una profunda hambruna. Se estima que alrededor de un millón de personas murieron de hambre. La gran hambruna irlandesa provocó una gran emigración, principalmente hacia los Estados Unidos, Canadá y Australia. Se estima que la población de Irlanda se redujo de ocho millones de habitantes a cuatro millones y medio como consecuencia de la crisis, entre fallecidos y emigrantes. Este es el principal origen de las extendidas comunidades irlandesas que se establecieron principalmente en los países de habla inglesa, aunque la corriente migratoria se sostuvo en el tiempo. Emigración que ha influido en la cultura de los países que los acogieron, al tiempo que han generado gran cantidad de descendientes que pueden acceder a la ciudadanía irlandesa. La doble ciudadanía está permitida por la ley irlandesa, así como por las leyes de muchos otros países, como por ejemplo los Estados Unidos, por lo que si se tiene al menos uno de los padres, abuelos o un bisabuelo que nació en Irlanda, entonces se puede acceder a la ciudadanía irlandesa sin renunciar a la ciudadanía de nacimiento.
El acceso a la ciudadanía irlandesa permite que todo descendiente que nazca después de que se haya otorgado la ciudadanía tenga el derecho de ser ciudadano de Irlanda, al tiempo que permite la obtención del pasaporte irlandés que, siendo Irlanda parte de la Unión Europea, permite viajar y vivir en cualquiera de los 28 países que la componen.
La República de Irlanda, en su constitución, considera un territorio propio los condados pertencientes al Ulster británico (la antigua «Irlanda del Norte». Por lo tanto, las personas nacidas en los condados del Ulster antes del 1922, pese a ser de administrativamente de nacionalidad británica, también son consideradas irlandesas nativas por la República de Irlanda, así como sus descendientes.
El acceso a la ciudadanía irlandesa por ser descendiente de un irlandés nativo no es automática, sino que debe tramitarse. Por lo tanto, si se desea tramitar la ciudadanía irlandesa hay que acudir al consulado irlandés más cercano al domicilio y solicitar el formulario correspondiente, y aportar la documentación que solicitan para comprobar la descendencia. El trámite puede tardar entre tres meses y un año, aunque los plazos se han extendido últimamente debido a la gran demanda de solicitudes registradas tras el Brexit (abandono unilateral de la Unión Europea por parte de Gran Bretaña).
Fuente
Phelim P. Boyle, Cormac O. Grado. Fertility trends, excess mortality, and the Great Irish Famine. Demography, volumen 23, número 4, 1986.
