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El antropólogo Charles Frake definió la ecología cultural en 1962 como el estudio del papel de la cultura como un componente dinámico de cualquier ecosistema, definición que se mantiene vigente. Entre un tercio y la mitad de la superficie terrestre ha sido modificada por las actividades humanas. La ecología cultural sostiene que los seres humanos estábamos intrínsecamente vinculados con los procesos que se desarrollan en la superficie terrestre mucho antes de que los desarrollos tecnológicos posibilitaran su alteración a gran escala.
El contraste entre la visión previa y la actual de la ecología cultural se puede ejemplificar en dos conceptos contrapuestos: el impacto humano y el paisaje cultural. En la década de 1970 se desarrollaron las raíces del movimiento ambientalista a partir de la preocupación por el impacto humano sobre el medio ambiente. Pero se diferencia de la concepción de la ecología cultural en que ubica a los seres humanos fuera del medio ambiente. Los seres humanos son parte del medio ambiente, no una fuerza externa que lo modifica. El término paisaje cultural, o sea, las personas y su entorno, concibe a la Tierra como el producto de procesos bioculturalmente interactivos.
La ecología cultural
La ecología cultural es parte del conjunto de teorías que constituyen las ciencias sociales ambientales y que brindan a antropólogos, arqueólogos, geógrafos, historiadores y otros investigadores y docentes un marco conceptual sobre las razones que tienen las personas para actuar.
La ecología cultural se integra con la ecología humana, la cual distingue dos vertientes: la ecología biológica humana, que trata sobre la adaptación de las personas a través de procesos biológicos; y la ecología cultural humana, que estudia cómo las personas se adaptan utilizando formas culturales.
Considerada como el estudio de la interacción entre los seres vivos y su medio ambiente, la ecología cultural se asocia con cómo las personas perciben el medio ambiente; también se asocia con el impacto de los seres humanos, a veces imperceptible, sobre el medio ambiente, y viceversa. La ecología cultural tiene que ver con los seres humanos: lo que somos y lo que hacemos siendo un organismo más en el planeta.
La adaptación al medio ambiente
La ecología cultural estudia los procesos de adaptación al medio ambiente, es decir, cómo las personas se relacionan, modifican y se ven afectadas por su cambiante entorno. Estos estudios son de gran importancia ya que abordan temáticas como la deforestación, la desaparición de especies, la escasez de alimentos o la degradación de los suelos. El aprendizaje de los procesos de adaptación por los que ha pasado la humanidad puede ayudar, por ejemplo, a vislumbrar alternativas para lidiar con los efectos del calentamiento global.
La ecología humana estudia el cómo y por qué de los procesos con los que las diferentes culturas han resuelto sus problemas de subsistencia; cómo las personas perciben su entorno y cómo preservan y comparten ese conocimiento. La ecología cultural presta especial atención al conocimiento tradicional sobre cómo nos integramos al medio ambiente.
La complejidad del desarrollo humano
El desarrollo de la ecología cultural como teoría tiene su comienzo en el intento de comprender la evolución cultural, con la teoría de la llamada evolución cultural unilineal. Esta teoría, desarrollada a fines del siglo XIX, planteaba que todas las culturas se desarrollaban en una progresión lineal: el salvajismo, definido como una sociedad de cazadores recolectores; la barbarie, que era la evolución a pastores y primeros agricultores; y la civilización, caracterizada por el desarrollo de aspectos como la escritura, el calendario y la metalurgia.
A medida que se avanzó con las investigaciones arqueológicas y se desarrollaron las técnicas de fechado, quedaba claro que el desarrollo de las civilizaciones antiguas no obedecía a procesos lineales con reglas sencillas. Algunas culturas oscilaban entre las formas de subsistencia basadas en la agricultura y en las sustentadas en la caza y recolección, o las combinaban. Las sociedades que no contaban con un alfabeto tenían algún tipo de calendario. Se encontró que la evolución cultural no era unilineal sino que las sociedades se desarrollan de muchas formas diferentes; en otras palabras, la la evolución cultural es multilineal.
El determinismo ambiental
El reconocimiento de la complejidad de los procesos de desarrollo de las sociedades y de la multilinealidad del cambio cultural condujo a una teoría sobre la interacción entre las personas y su entorno: el determinismo ambiental. Esta teoría establecía que el entorno de cada grupo humano determina los métodos de subsistencia que desarrolla, así como la estructura social del grupo humano. El entorno social puede cambiar y los grupos humanos toman decisiones sobre cómo adaptarse a la nueva situación en base a sus experiencias tanto exitosas como frustrantes. El trabajo del antropólogo estadounidense Julian Steward sentó las bases de la ecología cultural; también fue quien acuñó el nombre de la disciplina.
La evolución de la ecología cultural
La estructuración moderna de la ecología cultural se sustenta en la escuela materialista de las décadas de 1960 y 1970, e incorpora elementos de disciplinas como la ecología histórica, la ecología política, el posmodernismo o el materialismo cultural. En definitiva, la ecología cultural es una metodología de análisis de la realidad.
Fuentes
Berry, J. W. A Cultural Ecology of Social Behavior. Advances in Experimental Social Psychology. Editado por Leonard Berkowitz. Academic Press Vol. 12: 177–206, 1979.
Frake, Charles O. Cultural Ecology and Ethnography. American Anthropologist 64 (1): 53–59, 1962.
Head, Lesley, Atchison, Jennifer. Cultural ecology: emerging human-plant geographies. Progress in Human Geography 33 (2): 236-245, 2009.
Sutton, Mark Q, Anderson, E.N. Introduction to Cultural Ecology. Editor Maryland Lanham. Segunda edición. Altamira Press, 2013.
Montagud Rubio, N. Ecología cultural: qué es, qué estudia, y métodos de investigación. Psicología y mente.