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La conciencia colectiva es un concepto sociológico fundamental que se refiere al conjunto de creencias, ideas, actitudes morales y conocimientos compartidos que funcionan como una fuerza unificadora dentro de la sociedad. Esta fuerza es distinta de la de la conciencia individual, y generalmente domina sobre ella. Según este concepto, una sociedad, una nación o un grupo soccial constituyen entidades que se comportan como individuos globales.
La conciencia colectiva modela nuestro sentido de pertenencia e identidad, y también nuestro comportamiento. El sociólogo Émile Durkheim desarrolló este concepto para explicar cómo los individuos se grupan en unidades colectivas, como los grupos sociales y las sociedades.
El enfoque de Durkheim: solidaridad mecánica y solidaridad orgánica
Ésta era la cuestión central que preocupaba a Durkheim al reflexionar y escribir sobre las nuevas sociedades industriales del siglo XIX. Al considerar los hábitos, costumbres y creencias documentados de las sociedades tradicionales y primitivas y compararlos con lo que vio a su alrededor durante su propia vida, Durkheim elaboró algunas de las teorías más importantes de la sociología. Así, concluyo que la sociedad existe porque los individuos únicos se sienten solidarios entre sí. Por eso, forman colectivos y trabajan juntos para lograr sociedades funcionales y comunitarias. La conciencia colectiva es la fuente de esta solidaridad.
En su libro La división del trabajo social, Durkheim sostiene que en las sociedades «tradicionales» o «más simples», la religión desempeña un rol importante al unir a sus miembros por medio de la creación de una conciencia común. En las sociedades de este tipo, los contenidos de la conciencia de un individuo son ampliamente compartidos por los otros miembros de su sociedad, lo que da lugar a una «solidaridad mecánica», modelada gracias a la semejanza mutua.
Por otra parte, Durkheim observó que en las sociedades modernas e industrializadas que caracterizaron a Europa Occidental y a los Estados Unidos recien formados tras la revolución. Describió que funcionaban a través de una división del trabajo, por lo que surgió una «solidaridad orgánica», basada en la confianza mutua que los individuos y grupos tenían entre sí. Esa solidaridad orgánica permite que una sociedad funcione y se dessarrolle.
La conciencia colectiva es menos importante en una sociedad en la que predomina la solidaridad mecánica que en otra fundamentalmente basada en la solidaridad orgánica. Siempre según Durkheim, las sociedades modernas se mantienen unidas gracias a la división del trabajo y a la necesidad de que otros realicen ciertas funciones necesarias, incluso más que por la existencia de una poderosa conciencia colectiva. No obstante, la conciencia colectiva es más importante y poderosa en las sociedades con solidaridad orgánica que en las que predomina la solidaridad mecánica.
Las instituciones sociales y la conciencia colectiva
Repasemos algunas instituciones sociales y su efecto sobre el conjunto de la sociedad.
- El estado generalmente fomenta el patriotismo y el nacionalismo.
- Los medios de comunicación clásicos y contemporáneos difunden y dan cobertura a todo tipo de ideas y comportamientos, desde cómo vestirse, por quién votar, cómo relacionarse y casarse.
- El sistema educativo, las fuerzas del orden y el poder judicial dan forma, cada uno con sus medios, a nuestras nociones de bien y mal, y dirigen nuestro comportamiento a través de la formación, la convicción, el ejemplo y, en ciertos casos, la amenaza o la fuerza física real.
Los rituales que sirven para reafirmar la conciencia colectiva son muy variados: desfiles, celebraciones, eventos deportivos, actos sociales, e incluso ir de compras. En cualquier caso, ya sean las sociedades primitivas o modernas, la conciencia colectiva es algo común a toda sociedad. No se trata de una condición o fenómeno individual, sino social. Como fenómeno social, se difunde en la sociedad en su conjunto y tiene vida propia.
A través de la conciencia colectiva, los valores, creencias y tradiciones pueden transmitirse de generación en generación. Así, aunque las personas individuales viven y mueren, esta colección de valores y creencias intangibles, incluidas las normas sociales relacionadas con ellas, están cimentadas en nuestras instituciones sociales y, por lo tanto, existen independientemente en las personas individuales.
Lo más importante de entender es que la conciencia colectiva es el resultado de fuerzas sociales que son externas al individuo, que recorren la sociedad y que modelan el fenómeno social del conjunto compartido de creencias, valores e ideas que la componen. Nosotros, como individuos, los internalizamos y, al hacerlo, conformamos la conciencia colectiva, y la reafirmamos y reproducimos viviendo conforme a ella.
Repasemos ahora dos aportaciones clave al concepto de conciencia colectiva, la de Giddens y la de McDougall.
Aportación de Giddens
Anthony Giddens señala que la conciencia colectiva difiere en los dos tipos de sociedades en cuatro dimensiones:
- Volumen. Se refiere a la cantidad de gente que comparte una misma conciencia colectiva.
- Intensidad. Se refiere al grado en que la sienten los miembros de la sociedad.
- Rigidez. Se refiere a su nivel de definición.
- Contenido. Se refiere a la forma que adopta la conciencia colectiva en los dos tipos extremos de sociedad.
En una sociedad caracterizada por la solidaridad mecánica, prácticamente la totalidad de sus miembros comparten la misma conciencia colectiva; ésta se percibe con gran intensidad, es extremadamente rígida, y su contenido suele ser de índole religiosa. En una sociedad de solidaridad orgánica, la conciencia colectiva es más reducida y la comparte una cantidad menor de individuos; se percibe con menor intensidad, no es muy rígida, y su contenido queda definido por el concepto de «individualismo moral».
Aportación de McDougall
William McDougall escribió:
«Cabe considerar la mente como un sistema organizado de fuerzas mentales o intencionales, y puede decirse con propiedad que toda sociedad humana posee una mente colectiva, porque las acciones colectivas que constituyen la historia de tal sociedad están condicionadas por una organización únicamente descriptible en términos mentales, y que no obstante no está comprendida dentro de la mente de individuo alguno”.
La sociedad está constituida por un sistema de relaciones entre las mentes individuales, que son las unidades que la componen. Las acciones de la sociedad son, o pueden ser bajo ciertas circunstancias, muy diferentes de la mera suma de las acciones con las que sus diversos miembros podrían reaccionar frente a la situación en ausencia del sistema de relaciones que los convierte en una sociedad. Dicho con otra palabras, en tanto piensa y obra como miembro de una sociedad, el pensamiento y la acción de cada hombre son muy distintos de su pensamiento y de su acción como individuo aislado.
Debemos señalar antes que si reconocemos la existencia de mentes colectivas, el trabajo de la psicología social puede clasificarse en función de tres aspectos:
1.- El estudio de los principios generales de la psicología colectiva, es decir, el estudio de los principios generales del pensamiento, del sentimiento y de la acción colectiva, en tanto son ejecutados por los hombres incluidos en grupos sociales.
2.- Una vez establecidos los principios generales de la psicología colectiva, es necesario realizar el estudio de las particularidades del comportamiento y el pensamiento colectivos de determinadas sociedades.
3.- En cualquier sociedad cuyos miembros se relacionan social y orgánicamente entre sí, la psicología social tiene que describir cómo cada nuevo miembro que se incorpora a la sociedad va moldeándose según las pautas tradicionales de pensar, sentir y hacer, hasta que sea apto para desempeñar su papel como miembro de la misma y contribuya al comportamiento y al pensamiento colectivos.
Referencias
Fredy H. Wompner. La conciencia colectiva del planeta.
Émile Durkheim. Las reglas del método sociológico.