Tabla de Contenidos
La lejía que utilizamos tan comúnmente en el hogar puede ser peligrosa si se mezcla con otros productos. Por ejemplo, al mezclarla con alcohol o acetona, se produce una reacción química a partir de la cual se obtiene cloroformo. Esta sustancia es muy tóxica y puede causar diferentes enfermedades.
Qué es la lejía
La lejía, también llamada lavandina o clorox, es una disolución acuosa de hipoclorito de socio (NaClO) que se utiliza, principalmente, como desinfectante y blanqueador. Es común encontrarla en todos los hogares, no solo por su efectividad, sino también por su bajo precio.
Además de estas cualidades, la lejía también tiene algunas desventajas. Es oxidante y corrosiva para algunos metales. Asimismo, con el tiempo deja de ser eficaz y cuando entra en contacto con amoníaco u otros productos puede liberar gases asfixiantes y ser peligrosa para la salud.
Las concentraciones de hipoclorito sódico que contiene la lejía varían. Las de uso doméstico generalmente tienen concentraciones del 3,15 al 6,3% de este compuesto. Cuanto mayor sea su contenido, mayor será la toxicidad del producto. Se considera no irrante si tiene una concentración menor del 5%. Entre un 5 y un 10%, es irritante y si presenta más del 10% de hipoclorito de sodio produce reacciones cáusticas.
Qué es el alcohol
Los alcoholes son muy comunes en la naturaleza y forman parte de compuestos muy variados. Se consideran disolventes orgánicos y se caracterizan por tener un grupo hidroxilo (-OH) y átomos de carbono e hidrógeno. También, son líquidos incoloros que poseen un olor característico y son solubles en agua.
Dentro del grupo de los alcoholes, el más sencillo es el metanol (CH3OH), que se obtiene a través de una reacción de reducción del monóxido de carbono con hidrógeno.
El más común y popular de los alcoholes es el etanol (C2H6O) que se utiliza para la fabricación de todo tipo de bebidas alcohólicas. Se obtiene a partir de la fermentación de algunos vegetales o por medio del proceso de destilación. Incluso se puede obtener del petróleo. Tanto el etanol como otros alcoholes y sus derivados son productos que tienen una gran cantidad de aplicaciones en la industria y el comercio.
Sin embargo, la mayoría de los alcoholes son perjudiciales para el organismo. En especial, el tan popular alcohól etílico o etanol afecta de manera directa en las membranas celulares, el sistema nervioso central y los neurotransmisores. Este efecto se puede potenciar aún más cuando se consume conjuntamente con otras drogas y medicamentos, como sedantes, antidepresivos, analgésicos o anticonvulsionantes. Además, produce tolerancia y puede causar hipoglucemia, hepatitis aguda, cirrosis, trastornos cardíacos, y otras enfermedades.
Qué es la acetona
La acetona (CH3(CO)CH3) es un compuesto químico que pertenece al grupo de las cetonas. Existe de forma natural en el medio ambiente y se caracteriza por ser un líquido incoloro. Al igual que muchos alcoholes, tiene un fuerte olor característico, es inflamable y se evapora fácilmente. También es soluble en agua.
La acetona se obtiene a través de métodos industriales a partir del cumeno o isopropilbenceno (C9H12), un compuesto presente en el petróleo. Se utiliza como disolvente, quitamanchas y removedor de esmaltes de uñas.
La inhalación de acetona puede causar irritación en los ojos, la nariz, la garganta y los pulmones. También puede causar dolores de cabeza, mareos, confusión, aceleración del pulso, náuseas, vómitos, pérdida del conocimiento y coma. El contacto de la acetona con la piel puede causar irritación.
La lejía y otras sustancias
Según lo mencionado anteriormente, la lejía puede ser tóxica y, debido a sus propiedades particulares, también puede producir diferentes reacciones químicas cuando se mezcla con otras sustancias. En especial, cuando se mezcla con alcohol o acetona, la lejía puede convertirse en cloroformo.
Qué es el cloroformo
El cloroformo, triclorometano o tricloruro de metilo (CHCl3) es un compuesto químico que se obtiene, principalmente, a partir de la mezcla de cloro con metano o alcohol etílico. A nivel industrial, para producir cloroformo también se usan la acetona y el etanol.
El cloroformo es un líquido volátil a temperatura ambiente. Es incoloro, no inflamable y tiene un olor penetrante, ligeramente dulce. Se descompone lentamente cuando se combina con el oxígeno y la luz solar, y se transforma en fosgeno (COCl2) y cloruro de hidrógeno (HCl).
Qué es el fosgeno
El fosgeno (CCl2O) es un componente químico que se usa en la industria para la fabricación de pesticidas y plásticos. También se utilizó como arma química durante la Primera Guerra Mundial. A temperatura ambiente, es un gas venenoso. Si se enfría y se somete a determinada presión, el gas de fosgeno se convierte en líquido y se puede transportar y almacenar. Sin embargo, cuando se libera en estado líquido se transforma rápidamente en gas y se propaga rápidamente cerca del suelo.
El fosgeno puede tener la apariencia de una nube blanca o amarilla pálida y también puede ser incoloro. En bajas concentraciones, tiene un olor agradable. Sin embargo, en altas concentraciones, su olor es desagradable y bastante penetrante.
Si bien el fosgeno no es inflamable, puede hacer que se enciendan las sustancias inflamables que haya a su alrededor.
El fosgeno que surge al mezclar lejía con alcohol o acetona es altamente tóxico y asfixiante, y afecta directamente al sistema pulmonar.
Cómo se puede mezclar la lejía
Cada uno de estos compuestos químicos por sí mismos pueden ser perjudiciales para la salud. Por eso, es esencial manejarlos con cuidado. Al mezclarse con lejía, las consecuencias negativas de estos productos se potencian.
Pese a que mezclar la lejía con otras sustancias químicas no siempre produce fosgeno de forma instantánea, sí se puede transformar rápidamente en cloroformo y este, a su vez, descomponerse en fosgeno.
El cloroformo que se compra en las farmacias viene en una botella de vidrio de color ámbar e incluye un agente estabilizador para prevenir su degradación. Sin embargo, si se mezcla la lejía con alcohol o acetona, la reacción química se puede producir fácilmente y resultar letal.
La lejía y el alcohol
Aunque no se suele mezclar la lejía con el alchohol, por ejemplo, de una bebida alcohólica, esto puede occurir de manera acciental. En el hogar es común que haya derrames de productos. También es posible que se mezcle la lejía con otros productos de limpieza, como detergentes para el suelo o limpiacristales. Muchos de ellos incluyen alcohol en su composición.
La lejía y la acetona
Es aún menos habitual mezclar de manera consciente la lejía y la acetona, pero esta mezcla también puede ocurrir por error y producir cloroformo. La acetona puede ser pura o ser un componente de los quitaesmaltes de uñas.
La lejía y el agua
La opción más segura es no mezclar la lejía con ningún otro producto a excepción de agua. Sin embargo, también se puede producir cloroformo si el agua tiene niveles suficientemente altos de impurezas reactivas, aunque esto ya sería algo muy raro.
¿Qué hacer si se mezcla lejía y alcohol o acetona?
En el caso de mezclar lejía y alcohol o acetona, es importante ventilar bien el área y evitar su inhalación. Si se respira la mezcla durante un tiempo prolongado puede ser letal. Incluso en concentraciones bajas también puede ocasionar reacciones cutáneas, tumores y asfixia. Ante cualquier malestar físico, se debe acudir al médico de inmediato.
Bibliografía
- Hurtado Melo, S. Operaciones básicas del proceso, mezclas y disoluciones. (2012). España. IC Editorial.
- Bea Sánchez, J. L. Formulación y Preparación De Mezclas. (2020). España. Síntesis.
- Moore, J. T. Química para Dummies. (2019). España. Planeta.