Límites o bordes divergentes de las placas tectónicas

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La corteza terrestre es la capa sólida más externa del planeta. Es oceánica, si forma el fondo de los océanos, o continental si forma la superficie de los continentes.

Esta corteza está constituida por placas rígidas de roca sólida, las cuales flotan y tienen un movimiento relativo unas respecto de las otras. Este fenómeno poco evidente a simple vista, dado el enorme tamaño de las placas y la lentitud del mismo, se debe a que las placas se encuentran sobre una capa plástica de la Tierra llamada astenosfera, que facilita que se acerquen, se separen y choquen entre sí, tal como interpreta y explica la teoría de la tectónica de placas.

Placas tectónicas terrestres.
Las placas tectónicas con límites definidos con 14 placas mayores (o principales) y 43 placas menores (o secundarias). Imagen de Daroca90, bajo licencia CC BY-SA 3.0.

Las placas interactúan a lo largo de sus límites o bordes. Si las placas se separan entre sí, se dice que sus bordes son divergentes.

Los bordes divergentes y la formación de dorsales oceánicas

Debajo de la corteza terrestre se ubica una capa llamada manto, un estrato conformado fundamentalmente por minerales de hierro y níquel en estado líquido, en el que se encuentran los depósitos de magma o lava de los volcanes. En el manto ocurren corrientes de convención, es decir, transferencias de calor por las que las rocas más calientes y menos densas ascienden y el material más frío y denso se hunde.

Celdas de convección.
En el mando se producen zonas o celdas de convección, en las cuales circula masa magmática fluida en respuesta a diferentes temperaturas del manto. Imagen de Mariiana QM, bajo licencia CC BY-SA 4.0.

Cuando dos placas con bordes divergentes se separan, la corteza entre ellas se fractura y agrieta. Como resultado de las corrientes de convección en el manto, el magma caliente se eleva, se infiltra en las grietas, fluye sobre el suelo marino y forma nueva corteza oceánica.

A medida que las placas se van separando más, la nueva corteza oceánica es desplazada hacia los lados, lo que da espacio para que ascienda más magma. Como el magma está hirviendo, empuja el material que tiene encima y forma dorsales oceánicas. Una dorsal oceánica es una cadena montañosa alargada que se origina sobre el suelo marino, cuyas diferentes elevaciones se conocen como crestas oceánicas. Debido a este proceso, la mayoría de los bordes divergentes se ubican a lo largo de las crestas de las dorsales oceánicas.

Placas constructivas o divergentes separándose.
En la imagen se observan dos placas que, al separarse, forman una cadena montañosa o dorsal oceánica. Imagen de domdomegg, bajo licencia CC CC BY 4.0.

Por todo lo anterior, se considera que los bordes divergentes son constructivos, ya que a partir de estos se forma nueva litosfera en el suelo marino. La litosfera es la zona que comprende la corteza terrestre y parte del manto superior.

Los bordes divergentes y la expansión del fondo oceánico

Una vez que el magma caliente asciende a la superficie del suelo marino, una parte permite la formación de dorsales oceánicas y otra, cerca del 10 %, se eleva a lo largo de las fisuras y es expulsada en forma de lava sobre el fondo marino. Estas erupciones añaden nuevas rocas a los bordes divergentes de las placas, uniéndolas de manera temporal. Por otra parte, en algunas dorsales las emisiones de lava dan lugar a montes submarinos y otras estructuras topográficas.

Además, el magma que se deposita en las fracturas recién formadas da lugar a diques, conductos tubulares que atraviesan la corteza. Estas estructuras aún son débiles, lo que produce nuevas fracturas que añaden material a las dos placas divergentes y hacen que crezca nuevo suelo oceánico a ambos lados de la cresta de la dorsal situada en el centro. Todos estos procesos contribuyen a la expansión del fondo oceánico, que se produce en zonas localizadas en las crestas de las dorsales, llamadas zonas de rift.

La velocidad típica con la que se expande el fondo del océano es de 5 centímetros al año. Sin embargo, en la dorsal que divide el Océano Atlántico de norte a sur la expansión es más lenta, de 2 centímetros al año, mientras que en la dorsal que recorre el fondo oriental del Océano Pacífico en sentido sur-norte se han medido velocidades de expansión superiores a los 15 centímetros anuales.

Los bordes divergentes y la fragmentación de los continentes

Los bordes divergentes también pueden desarrollarse en el interior de un continente. En este caso, la separación de las placas produce rupturas continentales.

El proceso de fragmentación comienza cuando el magma brota por debajo de un continente, lo que provoca que la corteza continental se eleve, se estire y adelgace, formando valles tipo rift. Conforme la corteza continental se agrieta, esta acaba por romperse y las partes del continente se apartan una de otra.

Un ejemplo moderno de rift continental es el de África oriental. En este rift la tensión entre placas divergentes ha hecho que la corteza se estire y adelgace, dando lugar a una intensa actividad volcánica en zonas como las de las montañas del Kilimanjaro y el Monte Kenia. Se cree que, de seguir las condiciones actuales, el valle se hará tan profundo que llegará al borde de la placa y la separará en dos. Si esto ocurre, se convertirá en un mar estrecho con una desembocadura al océano, tal como ocurrió con el mar Rojo, que se formó cuando la península Arábiga se separó de África.

Gran Valle del Rift, África Oriental.
Gran Valle del Rift. A lo largo del valle se ubican numerosas montañas volcánicas. Imagen de Sémhur; trabajo derivado de Furado, bajo licencia CC CC BY-SA 3.0.

La fragmentación de continentes a partir de bordes divergentes sustenta planteamientos como los del geólogo alemán Alfred Wegener, quien afirmó que estos estaban en continuo movimiento sobre la corteza oceánica. Con el tiempo, se demostró que las masas continentales no están fijas, sino que se desplazan, planteamiento conocido como la teoría de la deriva continental.

De acuerdo con la deriva continental, hace unos 200 millones de años los continentes estaban unidos y formaban el supercontinente llamado Pangea. Luego de miles de años, Pangea se separó hasta formar a Laurasia y Gondwana, los cuales, a su vez, se fragmentaron hasta formar los continentes actuales.

Pangea
Pangea. Imagen de Eikeskog1225, recortada por SMB99thx, bajo licencia CC BY-SA 4.0.

Fuentes

Rodríguez, M. Tectónica de placas. En Werlinger, C. (Ed.), Biología Marina y Oceanografía: Conceptos y Procesos. (pp. 115-132). Gobierno de Chile, Consejo Nacional del Libro y la Lectura, 2004.

Servicio Geológico Mexicano. Tectónica de placas. Gob.mx., 22 de marzo de 2017.

Tarbuck, E. J.; Lutgens, F. K., y Tasa, D. Ciencias de la Tierra. Una introducción a la geología física. 8° edición. Pearson Educación S. A., Madrid, 2005.  

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Maria de los Ángeles Gamba (B.S.)
(Licenciada en Ciencias) - AUTORA. Editora y divulgadora científica. Coordinadora editorial (papel y digital).

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