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Angonoka es el nombre que le han dado los malgache, es decir, los habitantes de Madagascar, a las tortugas más representativas de su país. Estos reptiles, pertenecientes a la especie Astrochelys yniphora, también se conocen en Europa como tortugas reja de arado, debido a que la parte ventral de su caparazón, llamada escudo gular, sobresale entre las dos patas delanteras, tal como ocurre con la rueda frontal en una máquina de arado.
Las tortugas Angonoka son representativas por su aspecto: presentan un caparazón abombado, de color marrón dorado y con anillos de crecimiento en cada placa, lo que les da una apariencia hermosa. Sin embargo, estas características las han convertido en unas de las mascotas favoritas para los coleccionistas y, en consecuencia, en presas del tráfico de especies.
Características
Esta especie presenta dimorfismo sexual, es decir, machos y hembras exhiben rasgos físicos diferentes. Los machos, más grandes que las hembras, miden entre 361 a 486 mm y pesan entre 7,2 a 18,9 kg; además, su escudo gular es más prominente y su cola es más larga y gruesa. Las hembras, por su parte, miden entre 307 a 426 mm y pesan entre 5,5 y 12 kg. Su periodo reproductivo es de 4,5 meses aproximadamente y ponen entre 1 a 6 huevos, de los cuales eclosionan un poco más de la mitad, produciendo así 4,3 crías anuales por cada hembra reproductora. Estos animales son herbívoros, aunque también se alimentan de heces secas de carnívoros y cerdos silvestres.
Hábitat y distribución
Las tortugas Angonoka son endémicas de Madagascar, es decir, su población solo se encuentra de manera natural en ese país. Actualmente, se distribuyen en el Parque Nacional de la Bahía de Baly. Aunque el hábitat adecuado para los individuos se extiende casi 70 km2, en el 2008 se detectó que las tortugas solo ocupaban 12,4 km2 y formaban una población silvestre de cerca de 600 individuos, de los cuales solo 200 eran adultos.
Amenazas
Las tortugas Angonoka se consideran en Peligro Crítico dentro de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) debido a que su población ha disminuido drásticamente en las últimas décadas. Por esto, se cree que en menos de 15 años la especie habrá desaparecido. El estado actual de amenaza responde a factores como la explotación a la que históricamente se ha sometido a las poblaciones y a la pérdida de su hábitat natural; lo segundo ha sucedido como resultado de incendios provocados por el hombre para aumentar los espacios de pastoreo para el ganado cebú.
Aunque la destrucción del hábitat es un factor determinante en el declive de la especie, la sobreexplotación es una amenaza más grave e inmediata, ya que estas tortugas se han convertido en un atractivo entre los coleccionistas, para los cuales el estatus aumenta al adquirir especies raras. Precisamente, las Angonoka se consideran “las tortugas doradas”, lo que ha incrementado su demanda en redes de comercio ilícito de animales.
Estrategias de protección
En respuesta a la grave situación de la especie, esta fue protegida por la legislación nacional de Madagascar. Además de pertenecer a la lista de la UICN, también se incluyó en el registro de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES).
Sumado a esto, el área en la que se distribuye la especie se catalogó como parque nacional en 1997 y tiene presencia permanente de las autoridades de protección animal desde 2001, acompañadas de un grupo de guardabosques que controlan tanto a posibles traficantes como los focos de incendios. Para proteger aún más a las tortugas, se han llegado a acuerdos en los cuales los investigadores se abstienen de informar la ubicación exacta de los individuos.
Por otra parte, la especie fue incorporada en diversas estrategias de conservación. La organización Durrell Wildlife Conservation Trust, el Departamento de Agua y Bosques del Gobierno de Madagascar y el Fondo Mundial para la Naturaleza han adelantado programas de cría en cautiverio y reintroducción exitosos, tanto en Madagascar como en locaciones estadounidenses y europeas. Como esfuerzos complementarios, también se han implementado estrategias de educación ambiental con las comunidades locales.
Tatuajes que salvan vidas
Otra estrategia para salvar a las tortugas Angonoka ha sido devaluarlas ante el mercado internacional de mascotas. El proceso consiste en marcarles el caparazón con números grandes, lo que hace que pierdan valor comercial.
Sin embargo, las herramientas con las que se marcan a los individuos adultos no funcionan con los más jóvenes, quienes son los favoritos de los traficantes; esto debido a la naturaleza suave del caparazón. Por esto, se empezó a tatuar a los más pequeños, lo que funcionó al principio. Dos años después, los números tatuados se habían desvanecido debido al crecimiento de nueva queratina, por lo que el equipo de conservación continúa desarrollando métodos que permitan marcar a los jóvenes animales de manera más prolongada, hasta el momento de poder grabarles el caparazón de forma definitiva.
Fuentes
Thomas E.J. Leuteritz, Miguel Pedrono. Turtles on the Brink in Madagascar: Proceedings of Two Workshops on the Status, Conservation, and Biology of Malagasy Tortoises and Freshwater Turtles. En Christina M. Castellano, Anders G.J. Rhodin, Michael Ogle, Russell A. Mittermeier, Herilala Randriamahazo, Rick Hudson, and Richard E. Lewis, (Eds). Astrochelys yniphora. Chelonian Research Monographs 6: 47-49, 2013.
Angelo Mandimbihasina, Andrea Currylow. New data on the naturally-occurring maximum sizes attained by Ploughshare Tortoises (Astrochelys yniphora). Herpetology Notes 7: 685-688, 2014.
John Morgan, Serene Chng. Rising internet-based trade in the Critically Endangered ploughshare tortoise Astrochelys yniphora in Indonesia highlights need for improved enforcement of CITES. Oryx, 52 (4): 744-750, 2018. doi: 10.1017 / S003060531700031X
Walker, R., Lewis, R., Mandimbihasina, A., Goode, E., Gibbons, P., Currylow, A. y Woolaver, L. The conservation of the world’s most threatened tortoise: the ploughshare tortoise (Astrochelys yniphora) of Madagascarde Madagascar. Testudo (8) 2: 68-75, 2015.