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La hiladora giratoria Jenny fue una máquina inventada en Inglaterra a mediados de la década de 1760 por el tejedor de Lancashire James Hargreaves. Esta máquina se considera un icono de la Revolución Industrial. Sin embargo, sus orígenes y su impacto se cuestionan con frecuencia.
James Hargreaves
James Hargreaves nació en enero de 1721 en Oswaldtwistle, Lancashire, Inglaterra y murió el 22 de abril de 1778 en Nottingham, Nottinghamshire. Se le atribuye la invención de la máquina hiladora Jenny, siendo este el primer artefacto de hilado múltiple por una máquina. Cuando ideó esta máquina, era un hilandero y tejedor pobre y sin educación que vivía en Stanhill, cerca de Blackburn, Lancashire.
Se dice que Hargreaves concibió la idea de su máquina de hilar múltiple accionada a mano cuando observó una rueca que había sido volcada accidentalmente. A ver que el eje continuaba girando en posición vertical en lugar de horizontal, Hargreaves razonó que muchos ejes podrían girar de esa manera para hilar. Fue así como, alrededor de 1764, construyó una máquina con la que un solo individuo podía tejer varios hilos a la vez.
Contexto de la invención de la hiladora Jenny
El condado de Lancashire era uno de los centros textiles más grandes de Europa, siendo Blackburn la única ciudad que fabricaba telas con cierto tipo de estampados en Gran Bretaña. Gran parte de su población participaba en esta industria, de modo que en algunos hogares hilaban y en otros tejían; las mujeres y los niños se dedicaban a hilar en casa y, en menor medida, en instituciones de asistencia social.
En esa época, Gran Bretaña importaba materias primas desde sus colonias en India y el Caribe, y exportaba sus telas hacia sus colonias en América del Norte, en las que aumentaba rápidamente la población, con lo que surgían nuevas oportunidades comerciales. Sin embargo, la capacidad de aprovechar esta creciente demanda se vio limitada por el incremento de los costos, tanto de la mano de obra de hilado como de las materias primas e intermedias. El mercado exigía que el hilo de algodón fuera más fino, para la creación de telas más ligeras. El cambio a telas livianas generaba un aumento en la tarifa por pieza, ya que en Lancashire tradicionalmente el hilo se enrollaba según un estándar fijo.
En consecuencia, la industria del algodón de Lancashire intentó desarrollar máquinas de múltiples husillos para hilar algodón. Incluso, La Sociedad para el Fomento de las Artes, las Manufacturas y el Comercio (Royal Society for the Encouragement of Arts, Manufactures and Commerce o RSA) ofreció un estímulo económico a quien creara una nueva máquina que pudiera usar una sola persona para hilar varios hilos a la vez, con poco éxito.
Sin embargo, en la década de 1760 se produjeron avances y surgieron muchas máquinas para hilar. La primera de ellas fue la hiladora de James Hargreaves, que multiplicó el trabajo de la mano del hilandero al proporcionar un carro móvil que sacaba hilo de muchos husos en lugar de uno. Esto suplía el enfoque sugerido por la RSA, que había buscado seis hilos hilados a la vez. La máquina de Hargreaves, con el tiempo, amplió las operaciones de ocho a dieciséis y hasta 130 husos.
La hiladora Jenny
La primera máquina textil propiamente dicha fue inventada en 1738 por John Wyatt. Esta consistía en dos pares de cilindros que estiraban las fibras de algodón mientras rodaban a distintas velocidades, convirtiéndolo en hilo. Sin embargo, la fibra requería un tratamiento previo que era costos; los hilanderos de Lancashire lo redujeron a través de un instrumento atribuido a Hargreaves que limpiaba y separaba las hebras: la carda.
Más adelante, Hargreaves creó la hiladora Jenny y la integró con la carda, alcanzando continuidad en tres procesos fundamentales: alimentación de fibra de algodón, superficie de cardado y producción de hilo.
La hiladora giratoria era una máquina con ocho carretes en un extremo, que giraban cuando la persona giraba la manivela de una rueda con su mano derecha. Mientras tanto, una viga en la que se fijaban ocho madejas se balanceaba sobre un bastidor horizontal desde el lado de los carretes hacia el lado de la rueda. Esta viga podía ser quilibrada por el tejedor para obtener el grosor de hilo deseado. Una grapa permitía liberar todos los hilos a la vez y recogerlos en carretes.
En la estructura de la Jenny de Hargreaves, el proceso de hilado (extraer las fibras y torcerlas en hilo) y el proceso de bobinado (recoger el hilo en un carrete una vez hilado) eran discontinuos, la máquina alternaba entre hilar y enrollar. El resultado fue un hilo más suave y de menor torsión.
¿Por qué el nombre de Jenny?
Mucho se ha hablado y escrito sobre la atribución de la hiladora Jenny entre los ingleses James Hargreaves y Thomas Highs, entre los que se desarrolló una creciente controversia. Con el tiempo, la mayoría de los autores le han dado la razón al primero.
Unas versiones afirman que en 1736 Thomas Highs, artesano de la ciudad de Leigh, construyó la máquina hiladora y la bautizó con el nombre de su hija Jenny. En este relato, Hargreaves aparece hasta 1770 con la hiladora giratoria Mule, que se accionaba manualmente y tenía entre 80 y 100 husos sin aletas, trabajando de forma discontinua el hilado y el enrollado.
En cambio, otros autores cuentan que la hija de Hargreaves, Jenny, volcó por error una rueca y se quedó mirando el huso que, mientras rodaba por el suelo, continuaba hilando la lana, lo que lo inspiró y le dio la idea de la máquina. Actualmente, se afirma que ninguna de las hijas de Hargreaves se llamaba Jenny; otras fuentes indican que Jenny era la esposa del inventor.
Al margen de estas narrativas, otros dicen que jenny (no Jenny) es un nombre coloquial para designar un motor. De todos modos, se dice que el episodio de la rueca volcada le sugirió a Hargreaves que el huso podía hilar el hilo en una máquina en la que su eje era vertical.
Tras desarrollar los planos, y como también era un buen carpintero, Hargreaves mismo construyó las primeras máquinas. En 1769 presentó una solicitud de patente para su invención y la recibió un año después, aunque no pudo defender su patente porque su dispositivo ya se había utilizado durante unos cinco años en ese momento.
Impacto de la hiladora giratoria Jenny
La hiladora Jenny redujo el trabajo requerido para la producción de hilo, ya que dio a un solo trabajador la capacidad de manejar ocho o más carretes a la vez. Por tanto, esta máquina se desarrolló y adoptó fácilmente aun cuando requería una cuidadosa preparación del algodón de alta calidad en bruto, proceso ya establecido en Lancashire.
Sin embargo, en la primavera de 1767 los fabricantes manuales de hilo consideraron que la hiladora de Hargreaves los perjudicaba. Por eso, asaltaron su casa y destruyeron todo lo que hallaron en ella. Esto provocó que él y su familia se mudaran a Nottingham, Inglaterra, en 1768. Allí desarrolló hiladoras más grandes de 16 ejes. Después construyó un taller en el que usaba sus «Jennies» nuevas, produciendo hilo de algodón para vender a tejedores de medias. En este taller trabajó con un éxito moderado hasta su muerte.
A pesar de la hostilidad inicial de los vecinos de Lancashire, tiempo después pequeñas «Jennies» se utilizaron ampliamente en la localidad, ya que eran fáciles de construir y manejar.
Además del uso doméstico extendido, la hiladora Jenny se convirtió en la herramienta de hilado estándar de la región. También diversificó la cadena de producción, puesto que el hilo de algodón obtenido en casa no se tejía allí, sino que se vendía para ser procesado en talleres especializados. En cambio, en otras potencias textileras como Normandía, en Francia, esta máquina era inviable para hilar hilos de bajo valor y bajo recuento del algodón, materia prima común allí.
¿Icono de la Revolución Industrial?
La hiladora Jenny fue la primera innovación técnica de impacto en la industria textil y una de las que dio paso a la Revolución industrial, siendo considerada por ello un símbolo de la época. Sin embargo, su versión inicial y las variantes posteriores, más grandes y sofisticadas, eran manuales. Además, su contribución a la industria algodonera solo duró unos pocos años, contrario a la industria de la lana, en la que se utilizó ampliamente. Esto, teniendo en cuenta que una vez en uso, se rediseñó rápidamente como una máquina más grande y costosa instalada en talleres considerados las primeras fábricas.
A pesar de lo anterior, fue consenso para muchos que la Jenny combinaba sencillez, ingenio y originalidad al reemplazar los dedos del hilandero por un mecanismo inanimado. También, derivó en un instrumento capaz de incorporar múltiples ejes controlados por un solo operador.
Fuentes
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