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En Mesopotamia surgieron varias civilizaciones que contribuyeron enormemente al desarrollo de la humanidad, como los sumerios, los asirios, los acadios y los babilonios. Una de la características comunes entre estas civilizaciones fueron las prácticas religiosas politeístas donde se adoraba a más de 3500 deidades, entre las cuales se incluían dioses como Enki, Enlil, Marduk, Ishtar, Tiamat y Anu, entre otros.
Qué es Mesopotamia
Mesopotamia es una región histórica y cultural de la Edad Antigua que abarcaba gran parte de Oriente Próximo, es decir, las tierras fértiles entre los ríos Tigris y Éufrates, en los territorios actuales de Siria e Irak.
Se cree que los primeros asentamientos humanos en Mesopotamia datan del 6000 a.C. Sin embargo, las primeras civilizaciones mesopotámicas más organizadas, sedentarias y basadas en la agricultura, surgieron alrededor del 3000 a. C.
La historia de Mesopotamia comenzó con el auge de la civilización sumeria, el establecimiento de las ciudades estado Uruk, Uma, Ur, Eridu, Lagas y Kis y el desarrollo de la escritura. Esta etapa histórica se conoce como el período sumerio. En los siglos posteriores, en Mesopotamia florecieron otras civilizaciones, como el imperio acadio, el imperio babilónico, el imperio asirio y el imperio neobabilónico. Estas civilizaciones entraron en declive y desaparecieron, a partir de la invasión de los persas en el siglo VI a. C., la conquista de Alejandro Magno del imperio persa en el siglo IV a. C. y la posterior invasión romana en el siglo II a. C.
La Mesopotamia Antigua fue la cuna de los Jardines de Babilonia, una de las siete maravillas del Mundo Antiguo, el Código de Hammurabi, la leyenda de la Torre de Babel y otros acontecimientos bíblicos, como el diluvio universal. También en esta zona y período histórico se realizaron importantes aportaciones en el campo de las ciencias, las matemáticas, la literatura, la astronomía y la medicina.
La religión en Mesopotamia
Al igual que otras civilizaciones desarrolladas durante la misma época histórica, como los antiguos egipcios, la religión fue un factor importante en las civilizaciones mesopotámicas. No solo influyó en el comportamiento, las prácticas cotidianas y el arte, sino en la fundación de las ciudades y la política.
La religión mesopotámica era politeísta, es decir, consistía en el culto a diferentes dioses. Si bien las distintas civilizaciones mesopotámicas veneraban a los mismos dioses, los llamaban de diferente forma. Por ejemplo, el dios sumerio Enki, fue conocido como Ea en acadio y aparece mencionado de esta manera también en el poema babilónico Enuma Elish, una de las fuentes más destacadas sobre el mito de la creación, que describe el origen del universo e incluye los nombres de 300 dioses.
Si bien las civilizaciones mesopotámicas adoraban a varias deidades, cada ciudad tenía un dios patrono, al cual se le rendía culto en el templo principal. Por ejemplo, en la ciudad de Uruk, se veneraba al dios del cielo Anu y a su hija Inanna o Ishtar; en la ciudad de Nippur se adoraba a Enlil, el dios de la tierra y en Eridu se idolatraba a Enki, el dios del agua. La jerarquía e importancia política de una ciudad estaba estrechamente relacionada con la deidad que la representaba, y vice versa.
Los dioses se asociaban con astros como el sol, la luna, las estrellas; las fuerzas de la naturaleza, como los vientos y las aguas dulces y oceánicas; los animales, como leones, toros, bueyes; a criaturas fantásticas, como dragones; o con actividades humanas como la escritura, la ganadería, la agricultura, etc.
A lo largo de los siglos, en Mesopotamia los distintos dioses tuvieron períodos de mayor o menor culto. En el siglo XVII a. C., el rey Hammurabi estableció a Babilonia como la capital del imperio y consagró a Marduk como el dios principal. Sin embargo, se siguió venerando a las demás deidades hasta la conquista romana. Posteriormente, en esta zona se introdujo el cristianismo y más tarde, el islam.
Características de las deidades mesopotámicas
Las deidades mesopotámicas tenían algunas características comunes entre sí, que las igualaban, y al mismo tiempo, diferenciaban de los seres humanos. Se caracterizaban por:
- Ser antropomorfos, es decir, tener apariencia de hombres o mujeres.
- Estar rodeados por un aura o melammu.
- Ser inmortales.
- Tener defectos y virtudes.
- Poseer poderes especiales.
- Comportarse como los seres humanos, tener emociones y relaciones sexuales, tener consortes e hijos y realizar actividades cotidianas como comer y beber.
- Ser imprevisibles y caprichosos.
- Llevar una vida ociosa.
- Recibir ofrendas y otorgar favores.
- Castigar o vengarse de los humanos por medio de enfermedades, plagas, malas cosechas, o la muerte.
Además de estas características, los dioses mesopotámicos eran admirados y temidos, y los seres humanos debían rendirles ofrendas y sacrificios a cambio de su favor y protección.
La mayoría de las deidades se representaban en estatuillas de madera cubierta en oro, con forma humana y un tocado con cuernos. También se adornaban con ropa y joyas. Otra forma de representar a los dioses era en estelas, por medio de símbolos, como dagas, en referencia al dios Ashur; una pala triangular, como emblema de Marduk; una cuña para el dios de escritura, Nabu; o una luna creciente para Nannar, el dios de la luna.
Los dioses de Mesopotamia
En Mesopotamia se adoraron a miles de deidades. Algunos de los dioses más importantes eran:
- Apsu
- Tiamat
- Ansar
- Anu
- Ninhursag
- Enki
- Nannar
- Utu
- Ishtar
- Ereshkigal
- Enlil
- Ninurta
- Marduk
- Nabu
Apsu, dios del agua
Apsu, Abzu, Engur o Engurru, es uno de los dioses más antiguos de Mesopotamia. En el mito de la creación del universo, Apsu es el dios del agua subterránea sagrada que se unió con Tiamat, diosa del mar y el agua salada. Juntos dieron origen al cielo y la tierra y engendraron a los demás dioses, creando al mundo y los seres que habitan en él.
Según la leyenda, Apsu y Tiamat se enfurecieron con sus hijos y provocaron un gran caos en la Tierra. Enki mató a Apsu y se consagró como uno de los dioses principales. De esta manera, Apsu quedó relegado a las profundidades de la tierra, formando acuíferos. Por eso se cree que todas las fuentes de agua dulce, como ríos, lagos y manantiales provienen de este dios. Más tarde, el dios Marduk, hijo de Enki, derrotó a Tiamat y restauró el orden en el cielo y la tierra.
Apsu aparece representado como un hombre alado, o a través de los símbolos de una taza, una casa o un cuenco con una estrella.
Tiamat, diosa del mar
Tiamat es una palabra de origen acadio que significa “mar”. Es la diosa del mar, el océano y del caos original. También es la personificación del agua salada y la esposa de Apsu. Junto a él engendró a los dioses Mummu, Lahmu, Lahamu, Kisar, Anshar, Kaka y Kingu y dio origen al mundo.
Sus hijos Ansar y Kishar, a su vez, engendraron a Anu, dios del cielo y el paraíso, quien más tarde se unió con Ninhursag, la diosa de la tierra y tuvo a su hijo Enki, dios del agua.
Según la mitología mesopotámica, Enki derrotó a Apsu cuando éste se volvió contra él. Tiamat, presa de la furia por la muerte de su esposo, decidió vengarse. Sin embargo, no logró su cometido. Más tarde, el dios Marduk acabó con ella, terminando así con el caos que se había desatado en la Tierra.
A Tiamat se la representaba como una figura amenazante, con forma de dragón, serpiente, un tigre alado u otro tipo de bestias.
Ansar, dios del cielo primigenio
Ansar, Anshar o Anshur y era un dios acadio del cielo. Su nombre significaba “todo el cielo”. Fue la segunda generación de dioses mesopotámicos. Con su hermana Kisar, diosa de toda la tierra, engendró al dios Anu, quien más tarde engendraría a otros dioses importantes y por ello sería conocido como el “padre de los dioses”.
Según el poema épico Enuma Elish, después de que Enki mató a Apsu, y descubrió que Tiamat planeaba vengarlo, Ansar intentó convencer a Enki para que la asesinara. Más tarde envió a Anu a hablar con Tiamat para que intercediera y lograra solucionar el conflicto.
Debido a su participación en estos conflictos, Ansar también fue asociado con Ashur, dios de la guerra.
Anu, dios del cielo
Anu, An o Anum, es un dios sumerio cuyo nombre significa “cielo”. Era el padre de los dioses y todos los seres que habitan en el mundo. Anu fue engendrado por Ansar, dios del cielo quien se unió a su hermana Kisar, diosa de la tierra.
A Anu se lo consideraba como el dios supremo en Sumeria y era el patrón de la ciudad de Uruk. Allí se le rendía culto en el templo E-an-na, que significaba “casa del cielo”. Anu también estaba relacionado con los reyes, ya que se creía que ellos obtenían su poder de él. Por eso, se lo solía representar con un cetro o una tiara.
Además, Anu también era el dios de las constelaciones y la justicia. En un determinado momento formó parte de la tríada de las deidades más importantes junto a Enlil, dios del aire y Enki, dios del agua.
Anu vivía con su esposa Ninhursag en lo más alto del cielo. Con ella tuvo a sus hijos Enlil, dios del aire; Enki, dios del agua; y a las deidades Ningikuga, Gulu, Nusku, Martu, Gibil y a las criaturas mitológicas Igigi y a los siete dioses Sebitti.
Durante los períodos asirio y babilónico, se asoció a Anu con los dioses Assur y Marduk, respectivamente.
Ninhursag, diosa de la tierra
Ninhursag, que significa “señora de las colinas sagradas”, también llamada Ki, “tierra”, es la diosa sumeria de la tierra y una de las deidades principales de la Mesopotamia. También se la llamaba Aruru, Dingirmakh, Ninmah, Nintu, Mami, Belet-ili, Ninmakh o Nintur. Algunas versiones sugieren que era hija de Nammu, diosa del océano y de Anu, dios del cielo, que también fue su consorte.
Según la leyenda, en el principio de los tiempos, la tierra y el cielo estaban unidos. En un momento, en el océano primordial surgió una montaña (Ninhursag), que con su pico tocó al cielo (Anu). De esta manera, concibieron a su hijo Enlil, dios del aire, que al nacer separó al cielo de la tierra, dando origen al día.
Ninhursag también se consideraba como la diosa madre, la diosa de la fertilidad y los nacimientos y era la protectora de los niños.
Enki, dios del agua
Enki o Ea, es el dios sumerio del agua, principalmente del agua dulce. Era hijo de Anu y Ninhursag y fue uno de los dioses más destacados de Mesopotamia. También era el dios de la sabiduría, la magia, la construcción, las artes y la creación. De hecho, Enki fue el creador de los hombres. Según la mitología, Enki, con la ayuda de Ninhursag, moldeó catorce trozos de arcilla y realizó un ritual mágico, dando origen a siete hombres y siete mujeres. Después los dotó de conocimiento para que practicaran la agricultura y aprendieran sus oficios.
Enki también creó a los apkallu o “ hombres del mar”, espíritus que eran mitad hombre y mitad pez. Supuestamente, ellos fueron los sabios consejeros de los primeros reyes mesopotámicos.
Cuando Enlil intentó destruir a la humanidad por medio del diluvio, Enki hizo que se construyera un barco para salvar a los hombres.
Enki reinaba en las profundidades de la tierra, donde estaban las aguas primordiales o Apsu, y era venerado en el templo de E-ngur, en la ciudad de Eridu. Se lo representaba como un hombre que vierte agua. También aparecía con el símbolo de una cabra o un pez y se lo asociaba con las constelaciones de Acuario y Capricornio.
Nannar, dios de la luna
Nannar, Nanna, Sin, Suen o Zuen, era el dios sumerio de la luna. También se lo llamaba En-zu “dios de la sabiduría” y era hijo de Enlil y la diosa del aire, Ninlil. Nannar era el dios patrón de la ciudad de Ur y allí se lo veneraba en el templo E-gish-shir-gal o “casa de la luz”.
Nannar también era un dios asociado con la astrología y la astronomía. Regía el paso de los meses, controlaba las mareas y los ciclos menstruales. Se lo representaba como un anciano con cuernos y barba, que iba montado en un toro alado. Sus símbolos eran la luna creciente y el toro. Era el protector de los pastores junto con su esposa, la diosa de la luna, Ningal, cuyo símbolo era la vaca.
Este dios tuvo una gran importancia porque fue el padre de Inanna o Ishtar, diosa del amor y la vida. Además, con su consorte Ningal, tuvo a Utu, el dios del sol. Junto a Utu e Ishtar, formó parte de la tríada semita de dioses del período acadio de la Mesopotamia. Algunas versiones sugieren que también era el padre de Ereshkigal, la diosa del inframundo.
Utu, dios del sol
Utu, Shamash, Babbar o Ninurta, era el dios del sol, hijo de los dioses de la luna Nannar y Ningal. Junto a su hermana Ishtar, la diosa de la estrella de la mañana y su padre Nannar, formó parte de la tríada astral mesopotámica. Su esposa era Serida, la diosa del alba y patrona de las sacerdotisas llamadas naditu.
Utu era también el dios de la justicia, la moralidad y la verdad. Se lo adoraba, principalmente, en las ciudades de Eridu, Sippar y Larsa.
Utu recorría los cielos en su carro y sabía todo lo que ocurría en el mundo durante el día. Era famoso por su bondad y generosidad. Él extendía su luz y reinaba sobre la oscuridad, llegando a iluminar las almas de los muertos en el inframundo. Se lo representaba como un hombre anciano con barba, con un aura de rayos surgiendo de su cuerpo. Su símbolo era el disco solar.
Ishtar, diosa del amor
Ishtar, Ishhara, Irnini, o Inanna era la diosa sumeria del amor, la pasión, la sexualidad, la fertilidad y la guerra. Era el equivalente de la diosa fenicia Astarté, la diosa griega Afrodita y la diosa romana Venus. Con el paso del tiempo se convirtió en la diosa madre principal y reemplazó a Ninhursag. Su consorte fue el dios Dumuzi, protector de los pastores.
Ishtar era hija de los dioses de la luna Nannar y Ningal y hermana de Utu, dios del sol. Fue la patrona de la ciudad de Uruk y sus símbolos eran una estrella de ocho puntas y un haz curvado para cortar juncos. El culto a Ishtar en Uruk incluía rituales violentos, como el uso de dagas, navajas y otras armas, y ritos sexuales, como copular en lugares públicos.
Un mito sumerio cuenta que Ishtar bajó al inframundo, para enfrentarse a la diosa Ereshkigal. Cuando Ishtar murió, los seres vivos no pudieron reproducirse más. Por eso, el dios del agua, Enki, envió a una criaturas para que recuperaran el cadáver de Ishtar y poder resucitarla con el “agua de la vida”. Después de revivir, Ishtar tuvo que encontrar a alguien que la reemplazara en el inframundo. Cuando regresó a su trono, descubrió que su esposo Dumuzi había usurpado su lugar. Por eso, lo envió como su sustituto al inframundo. De esta manera, Dumuzi pasó a reinar durante el otoño y el invierno, e Ishtar durante la primavera y el verano.
Este mito está relacionado con la tradición mesopotámica en la cual las estaciones del año estaban relacionadas con la vida y la muerte. El otoño y el invierno eran los meses en los que la tierra se prepara para poder florecer y dar vida en la primavera y el verano. Por lo tanto, estos períodos estaban asociados con la muerte y la vida, respectivamente. Tras la muerte, los hombres iban al inframundo o hacia Irkalla, conocida como la “tierra del no retorno”, donde atravesaban un período de purificación para pasar a una mejor vida.
Ereshkigal, diosa del inframundo
Ereshkigal o Allatu, “señora del gran lugar”, era la diosa suprema del inframundo. Era la hija del dios de la luna Nannar, hermana Ishtar y esposa del dios de la muerte, Nergal. Ereshkigal era famosa por su belleza.
En un principio Ereshkigal formaba parte del panteón celestial, pero la serpiente Kur la secuestró y la llevó al inframundo, donde se convirtió en reina.
Uno de los mitos sobre Ereshkigal cuenta que el dios Nergal fue enviado al inframundo como castigo. El dios Enki le aconsejó que para evitar quedarse allí para siempre no aceptara nada de Ereshkigal.
Al llegar al inframundo, ella le ofreció a Nergal un asiento, bebido y comida, pero el dios los rechazó. Después, Ereshkigal le dijo que iría a bañarse y que él podría observarla. Nergal no se pudo resistir y cedió a sus encantos. Después de siete noches, Nergal se fue del inframundo y desató la furia de Ereshkigal. Para evitar el caos en el mundo de los vivos, Nergal regresó al inframundo, Ereshkigal le confesó su amor y juntos comenzaron a reinar en el mundo de los muertos.
A Nergal también se lo asociaba con las enfermedades, la destrucción, los incendios forestales y otras catástrofes naturales.
Enlil, dios del aire
Enlil o Ellil, era el dios del aire, la atmósfera, el viento, la fuerza y la agricultura. También se lo conocía como el “señor de los cielos y la tierra” y el “señor de las tormentas” y se lo asociaba con los cambios climáticos. Se le rendía culto, principalmente, en la ciudad de Nippur, en el templo Ekur o “casa de la montaña”.
Además, Enlil guardaba las tablillas del destino, del cual dependía el futuro de los hombres. Por eso, y por su carácter irascible, Enlil era uno de los dioses más temidos de Mesopotamia. Su ira se manifestaba a través de las catástrofes naturales, como tormentas fuertes, inundaciones y cambios en el curso de los ríos, fenómenos que tenían consecuencias negativas en las cosechas. Enlil también fue quien provocó un gran diluvio para destruir a la humanidad.
Según el mito, Enlil separó a Anu, “el cielo”, de Ki, “la tierra”, creando así al día y el mundo tal como lo conocemos. Junto con Anu y Enki, formó la tríada suprema del panteón sumerio. Según otra leyenda, Enlil encontró a Ninlil y la fecundó. De su unión nacieron los dioses Nannar, Ninurta, Nergal y Enbilulu.
Ninurta, dios de la lluvia
Ninurta, Ningirsu, Ishkur o Asalluhe era el dios sumerio de la lluvia y las tormentas eléctricas. También se consideraba como un héroe guerrero y el dios de la guerra. Era el patrón de la ciudad de Bit Khakuru y de los agricultores. Ninurta era hijo de Enlil, dios del viento.
Una de las leyendas sobre este dios relata su lucha contra el pájaro Anzu, después de que él le robara las tablillas del destino que le pertenecían a su padre Enlil.
El símbolo de Ninurta era el arado y a veces se lo representaba sosteniendo una lanza mágica. A Ninurta también se le atribuían poderes curativos contra las enfermedades y los maleficios de los demonios. Era venerado en el templo de Eshumesha, en la ciudad de Nippur.
Marduk, dios de la justicia y el orden
Marduk, Amar.utu, o Marutuk, fue el principal dios babilónico y patrón de Babilonia, la capital del imperio. Era el dios creador y rey de todos los hombres. También era el dios de la justicia y de las tormentas eléctricas. Se lo veneraba en el templo Esagila, en Babilonia. Se cree que contaba con unos cincuenta títulos honoríficos y comúnmente recibía el título de Bel o “Señor”.
Marduk es el hijo de Enki, dios del agua, y la diosa madre, Ninhursag. Se caracterizaba por ser clemente y, al mismo tiempo, firme y temible. Fue consorte de Sarpanitu, diosa del nacimiento. Marduk también era el padre de Nabu, dios de la escritura. Se lo asociaba con el planeta Júpiter y aparecía representado sosteniendo una pala, una azada, un cetro o un arco de flechas y vistiendo una túnica adornada con estrellas. En ocasiones también se lo representaba caminando o montado en su carruaje.
El rey Hammurabi mencionó a Marduk en el famoso Código de Hammurabi, declarándolo como dios principal. Allí aparecía sentado frente a Hammurabi y le entregaba las leyes para que rigiera a la humanidad.
Según el mito, Marduk derrotó al caos primordial, Tiamat, restauró la paz en el mundo y se convirtió en el Señor del cielo y la tierra.
Nabu, dios de la escritura
Nabu era el dios de la escritura. Era el hijo del dios babilónico Marduk y de su esposa Sarpanitu, y el nieto del dios Enki. Se lo conocía como el “escriba” y el “hijo bienamado” de Marduk. Su esposa era la diosa acadia Tasmetu, conocida como “la señora que escucha”, en referencia a su rol como oyente de las oraciones e intermediaria entre los dioses y los fieles.
A Nabu se lo idolatraba, principalmente, en el templo de E-zida, en la ciudad de Borsippa. Cada año, durante los festivales de Año Nuevo, se transportaban las estatuas de Nabu y Marduk desde Borsippa a Babilonia.
Nabu era el patrón de los escribas y su símbolo era la tablilla con útiles para la escritura. Se lo representaba como un hombre en pie con las manos juntas, vistiendo un gorro con cuernos. En ocasiones aparecía montado sobre un dragón alado.
Además, Nabu era uno de los dioses más importantes porque uno de sus roles como escriba era escribir el destino de cada persona.
Otras deidades de Mesopotamia
Además de los dioses mencionados, que en su mayoría eran dioses celestiales que gobernaban en los cielos, existían muchas otras deidades en Mesopotamia, asociadas con todos los aspectos de la vida terrenal y la vida en el más allá. También había otras criaturas malévolas y demonios. Algunos de estos dioses menores y demonios mesopotámicos eran:
- Ashur, dios de la guerra: Ashur, Assur o Asshar, era el dios asirio de la guerra y de la vida. Era el patrón de la ciudad de Ashur. Se lo consideraba como el dios principal de Asiria, y sus símbolos eran un dragón, un disco solar alado y un árbol.Se lo representaba con un arco tensado, listo para disparar, y se realizaban desfiles en su honor. Ashur recibía como ofrenda el sacrificio de los prisioneros de guerra.
- Dagón, dios de los cereales: Dagón o Dagan, significa “grano”, “semilla”, y era el dios de los cereales y el protector de los cultivos. A él se debía el crecimiento de las cosechas, la invención del arado y el cultivo del trigo. Por su rol creador, este dios era asociado a Anu, padre de los dioses y creador del cielo y de la tierra. Era venerado en las ciudades de Ugarit y Ebla.
- Ninazu, el dios sanador: Ninazu era un dios del inframundo que tenía poderes curativos. Supuestamente, era hijo de Ereshkigal y Gugalana. Se lo veneraba en la ciudad de Esnunna y su símbolo era un dragón serpiente.
- Kur, dios del agua: Kur o Irkalla, era el dios sumerio del agua dulce subterránea del inframundo. Se lo representaba como un temible dragón serpiente.
- Erra, dios acadio y babilónico de la guerra y las plagas: era también el dios de los conflictos, las revueltas y los enfrentamientos armados.
- Belet-tseri: diosa escriba del inframundo, que llevaba la lista de las personas fallecidas.
- Namtar: demonio del inframundo que personificaba a la muerte, el destino fatal de una persona.
- Sumuqan: dios sumerio del ganado, patrón de los pastores.
- Lamashtu: demonio femenino con cabeza de león, patas de ave, y orejas de burro, que amenazaba a las mujeres durante el parto y el amamantamiento.
- Nissaba: diosa sumeria de la escritura y la cosecha.
- Geshtu: dios de la inteligencia.
Fuentes
- Van de Mieroop, M. Historia del Próximo Oriente antiguo: (CA. 3000-323 A.E.C.). (2020). España. Trotta.
- Algaze, G. Antigua Mesopotamia en los albores de la civilización. (2017). España. Bellaterra.
- Montero, J. L. (2020, 11 de octubre). Los poderosos amos de los hombres: los dioses de mesopotamia. Historia – National Geographic. Disponible aquí.
- Haykal, I. Los 7 dioses sumerios más importantes. Psicología y mente. Disponible aquí.
- De Babilonia. Dios Marduk. Debabilonia.info. Disponible aquí.