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Es difícil imaginar que el aire sea materia del mismo modo que los sólidos y los líquidos. Al fin y al cabo, la materia es algo que tiene volumen (ocupa espacio) y tiene masa. Sin embargo, como el aire es invisible, parece no tener ninguna de las dos cosas. De hecho, durante muchos miles de años la gente ni siquiera sabía que el aire existía. No obstante, el aire ocupa espacio, aunque no lo veamos, y también tiene peso, aunque no lo sintamos. Ambas propiedades pueden observarse y medirse.
El aire como materia
La materia tiene tres estados: sólido, líquido y gaseoso. El aire es un ejemplo de la materia en estado gaseoso. En realidad, el aire es una mezcla de diferentes gases. El aire de la atmósfera terrestre está compuesto por un 78% de nitrógeno y un 21% de oxígeno, y también contiene pequeñas cantidades de muchos otros gases, como el dióxido de carbono, el neón y el hidrógeno.
Aunque el aire es mayoritariamente un gas, también contiene muchas partículas pequeñas. Estas partículas en el aire se llaman aerosoles. Algunos aerosoles, como el polvo y el polen, son transportados naturalmente por el viento. Pero el aire también puede transportar hollín, humo y otras partículas procedentes de los tubos de escape de los coches y de las centrales eléctricas. Estas partículas son las que más contribuyen a la contaminación del aire.
Datos curiosos sobre el aire
El aire contribuye de forma esencial a la vida de humanos, otros animales y plantas. Sus componentes permiten que muchos procesos de la vida sean posibles. Esto bien lo sabemos; sin embargo, hay detalles sobre el aire que tal vez no conozcas. Te los contamos a continuación:
El aire también contiene agua
Probablemente hayas escuchado las palabras “humedad relativa” ¿Sabes qué significa exactamente? La humedad relativa es la cantidad de agua que puede contener el aire antes de que llueva. La humedad se suele medir en porcentaje, por lo que el nivel más alto de humedad relativa, justo antes de que llueva, es del 100%.
El aire cambia a medida que nos elevamos
El aire parece ligero, pero hay una gran cantidad de él empujando hacia abajo en la superficie de la Tierra. Esto se llama presión atmosférica. La presión atmosférica es alta a nivel del mar porque toda la atmósfera empuja hacia abajo. La presión atmosférica es baja en la cima de una montaña porque hay menos atmósfera empujando hacia abajo. Esa diferencia de presión atmosférica puede hacer que te estallen los oídos cuando despegas en un avión o subes una colina.
El aire es un elemento de protección
En la Tierra, tenemos la suerte de tener una atmósfera llena de aire. El aire de nuestra atmósfera actúa como aislante, evitando que la Tierra se enfríe o caliente demasiado. El ozono, otro tipo de gas presente en el aire, también nos protege del exceso de luz solar. El aire de la atmósfera también puede protegernos de los meteoritos. Cuando los meteoritos entran en contacto con nuestra atmósfera, rozan el aire y suelen entrar en combustión y destruirse en pequeños trozos antes de llegar a la Tierra.
El aire, la respiración y el dióxido de carbono
Las personas necesitan respirar, al igual que muchos otros animales y plantas. El acto de respirar forma parte de un proceso llamado respiración. Durante la respiración un ser vivo toma oxígeno del aire y libera dióxido de carbono o CO2. Las plantas utilizan este gas, junto con la luz solar, para fabricar alimentos ¡y también oxígeno! El proceso gracias al cual se libera oxígeno y se forma materia viva a partir de materia inorgánica se llama fotosíntesis. Sin embargo, se producen grandes cantidades de CO2 cuando los coches y las centrales eléctricas queman carbón, petróleo y gasolina. Esto es algo problemático, porque el CO2 es el principal culpable del calentamiento global provocado por el hombre.
Hay vida en el aire
Muchos seres vivos viven en el suelo y en el agua. Pero, ¿sabías que también puedes encontrar organismos vivos en el aire? Estos diminutos organismos microbianos se denominan bioaerosoles. Aunque estos microbios no pueden volar, pueden viajar largas distancias en el aire, llevados por el viento.